Palomitera, esa es la palabra que más me ha gustado para definar esta especie de obsesión que tiene Roland Emerich con destruir el mundo. Y es que como parece que con el día de mañana se quedó corto pues se lanza a esta locura visual de destrozos sin más piedad que la de la estética.

Resulta que tuve que ir por causas que no tenía prevista, me daba pereza verla porque sabía que sería lo que vi, pero tengo que reconocer que lo poco que tiene de interesante esta película se puede ver en el cine, esas destrucciones, derrumbamientos, olas que arrasan con todo…. Unos efectos especiales impresionantes aunque tengo que confesar que a excepción de la escena que he puesto en las fotos, que para mi es la mejor, son poco originales. Resulta que ayer pusieron en la tele Depp impact, película que hace años que no veia y el Tsunami que revienta Nueva York es exactamente el mismo que Roland utiliza para destrozar Asia.

El guión, historia – argumento o como queraís llamarlo peca en dos cosas que son las que matan a esta película, la primera la duración, por espectacular que sea la película quien quiere estar casi 3 horas en el cine sentado viendo lo mismo una y otra vez, porque el segundo fallo es que la historia es una serie de situaciones llevadas al extremo, una y otra y otra… asi hasta que cuando llevas dos horas y media de película solo piensas «bueno ya ¿no?» y es lo que la vuelve un poco pesada al final, porque además, como no inventan nada nuevo pues…

Efectos especiales pues porque nos vamos a engañar si no los tuviese tan espectaculares esta película no valdría la pena ni el esfuerzo, pero se salva por las espectaculares imágenes que algunos defienden que son de oscar, yo no soy tan optimista.

En fin, que es un coctel de película rollera con efectos especiales, muy palomitera pero demasiado larga.

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