Estamos estas semanas inmersos en los Juegos Olímpicos de París, y es la oportunidad perfecta para poder repasar una de las películas que habla de los nuestros en un deporte que cada 4 años nos abduce y nos convierte en fans absolutos. Esta película, de producción española, cuenta la historia de preparación de la selección masculina de Waterpolo de cara a las Olimpiadas de Barcelona ‘92. Tengo que reconocer que no la tengo fresca, ya que la vi hace bastante tiempo, pero me parece que la ocasión que hay de proponer esta película durante estas semanas es obligatoria.
A pocos meses de que se celebraran las Olimpiadas de Barcelona, la película nos presenta una selección que tiene buenos jugadores, pero que como equipo deja mucho que desear. El mejor puesto histórico había sido un 4º puesto en Moscú ‘80 y Los Ángeles ‘84, pero venía de un 6º puesto en Seul ‘88. Los torneos hasta Barcelona ‘92 no habían mejorado mucho las prestaciones de la selección, en la que parece que el grupo no está cohesionado de la mejor manera posible.
Los protagonistas de esta historia son dos jóvenes que parecen estar aprovechando las oportunidades de hacer cosas diferentes dentro de la industria audiovisual española. El primero es Álvaro Cervantes, al que pudimos ver en ‘Carlos. Rey Emperador’ o en ‘1898. Los Últimos de Filipinas’. Cervantes interpreta a Manel Estiarte, el genio del waterpolo español. El otro es Jaime Lorente, al que todos conocimos durante ‘La Casa de Papel’ o ‘El Cid’, que interpreta a Pedro García Aguado, portero de aquella selección y que hemos podido ver en programas más adelante en televisión como ‘Hermano Mayor’. Recomiendo seguir de cerca la historia de Pedro, bastante dura y alucinante.
A parte de estar centrada en una trama deportiva, esta película también afronta temas interesante, como en los casos de los dos protagonistas. Pedro tiene problemas con su adicción a las drogas y Estiarte afronta una difícil situación personal ante la tragedia familiar que supuso el suicidio de su hermana. Se tratan de otros temas de más acutalidad, como la rivalidad que hay en toda selección entre los diferentes clanes, más si cabe si estos son los que representan clubes de waterpolo de Barcelona y de Madrid. Aunque cae en algún estereotipo, compone un buen drama.
Todo esto parece importante, pero el que se encarga de romper con toda esta dinámica es el entrenador que ficha la selección para preparar al equipo de cara a las Olimpiadas. Tarik Filipovic representa a Dragan Matutinovic, que introduce unas disciplinas de entrenamiento espartanas. De forma inteligente, al ver estas diferencias, se erigió en el enemigo común de todos, dándoles una causa por la que aliarse y luchar unidos. Primero contra el entrenador, y ya como grupo, el entrenador se suma a la causa y se disponen a participar en las Olimpiadas.
Barcelona esta muy bien representada, y las escenas que hay de las Juegos durante esas semanas está muy bien representada. La dinámica que introducen Alex Murrull y Dani de la Orden es bastante ágil y la escenas de los partidos en los que compite la selección. Sobretodo el partido que se lleva más metraje es la final con la todopoderosa Italia, donde se de razón al título de esta película. La banda sonora de Óscar Araujo tira mucho de épica, a veces incluso demasiado.
Aunque es una película que ya hemos visto en otras versiones (como por ejemplo el Milagro de Kart Russell sobre los Olímpicos de Invierno de hockey hielo vs URSS o el Invictus de Matt Damon), si eres un fan del deporte esta película te gustará. Es una película a la que le falla algo el guion de Carlos Franco, pero es una oportunidad para engancharte cuando se acabe el deporte parisino durante el día, y si tiene ganas de más deporte, póntela. Épica española y enorme final. La bases de una generación que nos daría una alegría enorme que tuve la oportunidad de ver en directo en Atlanta ‘96.
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