Traspaso de Responsabilidades

En el puente de Mayo son las fiestas del pueblo de las matas, se celebra san josé obrero que es el patrón del pueblo. Como es tradición en España, las fiestas cada día empiezan con un pequeño encierro en la calle principal del pueblo, se sueltan un grupo de reses y algunos valientes corren delante de ellas.

Hasta hace nada yo vivía en las matas y como buen mateño me levanté a las 7 la mañana de para disfrutar de este tradicional espectáculo. Cuál fue mi sopresa, al descubrir que para hacer más ameno el espectáculo, algunas peñas del pueblo habían montado unas barbacoas en medio de la calle e invitaban a los asistentes a un bocadillo de chorizo. Para quienes penséis que las 7 de la mañana no son horas para un manjar así, os puedo prometer que pocos bocadillos de chorizo me han sentado tan bien en la vida.

La persona que me dio el bocata era una chica de unos 17 o 18 años que estaba allí con un delantal de la peña. Cuando le pregutamos sobre la peña, nos dijo que era una de las primeras peñas del pueblo, que su padre pertenecía a ella y ella seguía la tradición familiar. Y con un poco de pesar se quejaba de su padre, la obligaba a estar con la peña todas las fiestas. Algunas de las actividades de la peña le encantaban, pero otras le resultaban un poco tediosas, como la del bocata de chorizo que estoy contando. Si hacemos números, para estar entregando bocadillos de chorizo a las 7 de la mañana hay que levantarse a las 5:30 por lo menos, meterse con aquella barbacoa, poner las brasas y estar repartiendo bocadillos a un montón de desconocidos hasta que termine el encierro. Un trabajo que haces libremente sin más remuneración que la sonrisa del que coge el bocata. Estoy seguro de que para ella no era de lo más divertido de las fiestas, pero ya os adelanto que a los que íbamos por primera vez nos dejó huella.

El caso es que de vuelta a casa mi cabeza no podía dejar de pensar en aquel padre que obligaba a su hija a mantener vivo el espirítu de unas fiestas, que sin una nueva generación que las mantuviese vivas, desaparecerían. ¿Cómo serían las fiestas de las matas sin las peñas? seguramente un montaje artificial, una feria sin sentimiento, gente subcontratada que sólo quiere cobrar por lo que te montan en el pueblo y terminar cuanto antes para poder ir a casa. Sin esa calidez humana que aportan las peñas, las fiestas son menos fiestas. Espero que aquella niña de 17 o 18 años, esté dentro de 30 años obligando a sus hijos a descubrir ese amor por las fiestas de su pueblo, porque no, lo que con 17 años se hace por obligación, debe convertirse en pasión por tus fiestas, pasada la rebelde adolescencia.

Esta pequeña historia que os cuento de las matas, se puede trasladar a todos los pueblos de España. La tecnología, el ritmo de vida y la comodidad de la vida moderna hace que los que estamos entrando en edad de coger el relevo de esas tradiciones busquemos la manera fácil de resoverlas, haciendo de una tradición cálida, una tradición artificial. ¿Qué pasará en las matas cuando en vez de dar bocadillos de chorizo hechos en una brasa, nos traigan preparados de bocata? Cuando en vez de darnos los bocatas una simpática mateña, miembro de la peña que tienen tanta historia como el pueblo mismo, los bocatas estén en un cubo y tengamos que cogerlos nosotros. ¿Qué pasará cuando vayamos al encierro y ya no haya bocatas?

Nuestro pueblo es mucho más joven que casi ninguno de los de España pero la vida moderna ya lo está atropellando. ¿Tenían nuestros padres que habernos obligado a seguir sus tradiciones? Quiero pensar que no es necesario, que a todos nos gusta el Tozal y queremos que siempre sea igual de especial. Los que lo hicieron posible miran hacia bajo preocupados porque no ven refresco generacional. Muchas cosas ya no son como antes y esto seguirá yendo a peor si no cogemos las tradiciones que vivimos de niños y las mantenemos vivas. Lo que hace especial al Tozal no son unas casitas monas adosadas, somos nosotros y lo que hacemos por los demás.

Decir "no tengo tiempo" para dedicarlo a organizar algo en el Tozal sería insultar a los que nos precedieron. Nuestros padres no tuvieron más tiempo que nosotros, tenían tantos hijos como nosotros, tenían las mismas vacaciones que nosotros y se entregaron por hacer del Tozal lo que recordamos en nuestra infancia a costa de ese tiempo, ¿no le debemos lo mismo a nuestros hijos?

Señores nacidos en los 70 y 80 ¡Nos toca!. Es muy fácil, qué es lo que más te gusta del Tozal, la cena de gala, la verbena, la padelmanía, el parchis... Pregunta quién lo organiza y ofrécete a ayudar, seguro que tu ayuda será bien recibida y seguro que puedes hacer que la tradición tenga algo de nuevo, algo que la haga más especial. El tozal está lleno de cosas interesantes. Nadie te pide que hagas una que no te gusta, se te pide que te entregues a la que sí te gusta y hagas a los demás participar de ella. Si cada uno entregamos 5 días a esa cosa concreta el tozal volverá a estar lleno de actividades mágicas que lo harán seguir creciendo. Que no se diga que nos tuvieron que obligar, ¡Nos Toca!

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