Bienvenidos al mundo de la distopía final. La forma en la que esta historia nos llega debía venir del oriente, tal es tu tradición. Dirigida por Shinsuke Sato y usando el material ya recopilado en una manga con el mismo nombre, Alice In Borderland se presenta como un mosaico colorido y vibrante de diferentes animes y películas. A lo largo de los capítulos son muchas las referencias que se pueden encontrar. Desde live actions como Battle Royale, 28 días después, The Purge, Saw hasta animes como Sword Art Online.
La misma presencia de tanto género podía amenazar con su debacle. El peligro de que el refrito de tantas obras restara originalidad a esta serie era grande, pero una de las grandes virtudes de Alice In Bordeland es una delicia de ciencia ficción sólida, bien escrita y sorprendentemente decente que bien vale su peso en oro. Salvo algunos tópicos, los personajes están muy bien desarrollados y se establecen una causas-efecto muy atronadoras. Además, la ambientación está muy conseguida, esta vida paralela se ve reflejada en un Shibuya vacío, por ejemplo.
La premisa es simple y gira en torno al gancho de un grupo de niños atrapados en un extraño mundo de realidad alternativa. En el Tokyo en el que viven un día, sin razón aparente, desaparecen toda las personas y quedan ellos. Se juegan juegos mortales de vida o muerte a cambio de naipes, que se conocen como visas en este retorcido mundo distópico. Los números de cada tarjeta corresponden al número de días que te quedan de vida. Cuantas más cartas recojas, más días podrás sobrevivir. Con un posible maestro del juego manejando los hilos, los niños son asesinados en rápida sucesión por visas vencidas o muriendo dentro de los juegos. Y el recuento de muertes es extremadamente alto.
Entrando en este mundo implacable hay tres amigos de toda la vida, un otaku llamado Arisu, su amigo mujeriego Karube y Chota. Juntos ingresan a este mundo e inmediatamente se dan cuenta de que sus vidas están en juego. El primer episodio ofrece un entrante delicioso, una escena diseñada para acostumbrarse a los juegos y al mundo en general. ‘Alice In Borderland’ va muy en serio. Y lo mejor de todo es que no se reserva nada. Este viaje representará una lucha exterior por sobrevivir, pero lo interesante es la lucha interior para que conozcamos el interior de los protagonistas.
A medida que avanza la serie, van apareciendo otros protagonistas, como Usagi. Usagi es una escaladora competente y claramente inteligente, finalmente se une a Arisu y los demás para tratar de escapar de este mundo de pesadilla. Cada episodio funciona esencialmente para mostrar un juego diferente, con una sensación episódica estructurada entretejida en torno a una historia serializada sobre el mundo y sus misterios ocultos en él.
Una vez establecidas las alianzas, la serie escala de nivel en la segunda parte de la temporada. El escenario cambia ya que se entra en una dimensión más allá de los juegos, mortalmente diseñados. Y la traca final son dos episodios tan espectaculares como sangrientos, antes de que un clímax muy dramático termine con un suspenso listo para una segunda temporada que seguro vamos a disfrutar.
Sin embargo, lo que es particularmente bueno de ‘Alice In Borderland’ es lo despiada que es. Personajes principales asesinados, numerosos jugadores secundarios que van y vienen, mientras que todos los juegos se vuelven cada vez más intensos y mortales. Esta combinación conduce a algunos momentos realmente dramáticos, incluido uno en el que Arisu y los demás se ven obligados a escapar de una amenaza para llegar a bordo de un autobús.
Parte de la razón por la que Alice In Borderland funciona tan bien proviene del diseño de sonido. Los espacios de silencio se yuxtaponen perfectamente con himnos más palpitantes y empapados de adrenalina, y este equilibrio alimenta la historia más amplia y la construcción del mundo a lo grande. La banda sonora está compuesta por Yutaka Yamada (que coge los tintes épicos de Vinland Saga y los macabros de Tokyo Ghoul para dejar un score muy pegadizo). Por razones obvias, se recomienda no ver la versión doblada de esto, ya que el japonés original es mucho más auténtico.
Si hay una parte de la serie que falla, es la caracterización de los personajes secundarios. Debido a la rapidez con la que los jugadores van y vienen (o mueren) en esta serie, es muy difícil encariñarse con alguien que no sea un par de protagonistas principales. Es una buena idea en teoría, pero la ejecución es un poco decepcionante dado que nunca nos encariñamos con nadie. Además de tirar de algún tópico adolescente, que se le perdona con el cariño que muestra todo lo demás. El último episodio, en la búsqueda del nido del data master, la serie plantea dudas de concepción.
Seguramente estas dudas se dejan para resolver en una segunda temporada recientemente lanzada. Estos 8 episodios son increíblemente adictivos y vuelan de tu lista de pendientes. La acción es trepidante y las diversas influencias detrás de esta creación se desangran a través de un aire de nostalgia. Sin duda al espectador neutro le viene a la cabeza ‘El Juego del Calamar’ coreano. ‘Alice In Borderland’ le supera en crudeza, originalidad y tempo. Una delicia de temporada. Vamos a por la segunda.
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