Terminar una historia es difícil y hacerlo de una manera que satisfaga a la mayoría de la audiencia es aún más difícil porque incluso si el creador ve el destino con claridad, el viaje puede cambiarlo todo. Este es más o menos el destino de ‘Attack on Titan’. En 2013, el director Tetsuro Araki dirigió la adaptación de la obra de Hajime Isyama en WIT Studio, creando uno de los animes televisivos más sensacionales en años; un clásico certificado cuya producción establecería un estándar peligroso. Ahora, 10 años después, el director Yuuichirou Hayashi y el equipo de Studio MAPPA han llevado a cabo la nada envidiable misión de terminar lo que WIT comenzó, con resultados admirables.
MAPPA se propuso jugar con nosotros cuando lanzó la primera parte de lo que sería la temporada final de ‘Attack on Titan’. La primera parte de esta ‘temporada’ se estrenó hace casi 3 años, y por fin podemos decir que ha terminado. ‘Attack on Titan’ entrará por derecho propio como uno de los grandes seinen de la historia. ¿Qué es el seinen? Manga o anime dirigido a un público más maduro y no tan adolescente al que está asociado el género. Principalmente por lo elaborado y crudo de su historia. Y esta obra lo es. Por fin llega el final de una de los animes que ha cambiado la forma de consumir este géreno.
La primera parte de esta saga final capítulos nos dejó con los grandes amigos de Eren, Armin y Mikasa, con los titanes de Marley, Pieck y Reiner, junto con Levy, Jean y Connie en un avión con Onyankopon a los mandos. Esta serie de capítulos, compilados en una película, arrancan con el asalto de este grupo a un Eren transformado como Titán fundador, escoltado por los titanes colosales del retumbar. Comienza la batalla entre el cielo y la tierra. Para ello nos recuerdan la figura de Ymir, el fundador original y la crueldad de su historia.
El objetivo del grupo de Armin y Levy es destruir a Eren, que ya ha dado rienda suelta a su maldad. Es uno de los mejores personajes que ha dejado el anime. ¿Héroe? ¿Villano? Todo y nada. Isayama a trabajado durante todo estos años en su obra un personaje al que cogimos mucho cariño, pero que por necesidades de su historia, se ha visto en la necesidad de dar rienda suelta a su ira. Nos suena esta historia, ¿verdad? Ya comentamos hace un par de post, en la primera parte de la temporada final, que Juego de Tronos había supuesto una fuente de inspiración en la obra de Isayama, y que Daenerys era muy parecida a Eren.
Esta batalla nos va a dejar momentos estelares, como la aparición de los nueve titanes legendarios de generaciones pasadas, la ayuda de Falco cuando todo está perdido, la transformación de todos los eldianos en titanes (Connie o Jean incluidos) o las consecuencias de la estancia de Armin en la coordenada. También habrá un espacio para la redención de las grandes figuras que nos han acompañado estos años, como Berthodt, Porco, Galliard, Ymir o Grisha Jaeger. Los giros de guion que viviremos en estos capítulos finales son de una tensión imposible de describir.
Tras estos 10 años, la historia de ‘Attack on Titan’ siempre ha orbitado alrededor de la figura de Eren, pero hay otros personajes que han sido fundamentales como Armin o Zeke. Hermanos (aunque Armin no comparta un padre lo metemos con calzador en esta categría de hermano) que se preocupan por el bienestar de Eren y le apoyan, hasta que no pueden quedarse de lado por las acciones que Eren provoca. La redención final de Zeke es una maravilla y hace justicia a lo que ha sufrido Levy (y la Legión de Reconocimiento en su totalidad).
Las reflexiones más interesantes de este capítulo vienen de la mano de Levy al explicar el sufrimiento de la Legión de Reconocimiento y el sacrificio de todos (Erwin, Hange y todos) por sus sueño de un mundo sin titanes. Pero si hay otro personaje que es importante en esta historia es Mikasa. El más simple y a la vez el más complejo de los personajes. No me ha gustado que Isayama haya tirado tanto de lo que le gustaría al fandom al final de su obra y cómo lo refleja MAPPA en estos últimos capítulos, pero hay que decir que era fácil cerrar una historia como la suya después del despecho de Eren en la temporada anterior.
¿Qué es importante en esta historia? La obra de Isayama tiene elementos que la han hecho diferente respecto a otros seinen de esta década. Este final marca la línea entre el nihilismo sobre la inevitabilidad del sufrimiento y la esperanza del triunfo del espíritu humano a pesar de la locura sin fin. Eso es lo que se percibe desde el principio de esta historia en la que se basa toda la filosofía de la obra de Hajime Isyama. Pero, ¿merece la pena montar todo el lío del Retumbar por ese odio a Marley? Es un poco donde más falla el final de ‘Attack on Titan’, que los pesos del argumento que da Eren en su discusión con Armin se sienten un poco vacíos.
No es sencillo comprender el final de ‘Attack on Titan’. Esta serie, como otras anteriormente, se une al club de aquellas que tienen un final controvertido (como Monster u otros) y que probablemente no se reenfocará completamente hasta dentro de unos años. Quizás una vez que el público haya tenido más tiempo para reflexionar sobre la historia en su totalidad, este final será visto más favorablemente. Hasta entonces, es un final imperfecto para una serie que no debería ser menos celebrada por el increíble viaje que nos llevó hasta aquí.
Ya entrando en el apartado técnico. El despliegue que ha hecho MAPPA es una maravilla visual. Mucho tiene que ver el ritmo que se ha puesto desde el primer minuto. El combo de la banda sonora de Kohta Yamamoto con Hiroyuki Sawano se mezcla con el CGI, que en este caso vamos a dar por necesario para entender el impacto de la animación de MAPPA. La creatividad y la coreografía de la acción, además de la combinación de 2D y 3D, son fuertes en todos los ámbitos. Además de las escenas de batallas es importante resaltar la animación de las expresiones, sobretodo de Armin y Mikasa, una maravilla. Soy un admirador de la animación tradicional con papel de celulosa, pero ‘Attack on Titan’ y otras obras recientes de MAPPA, como Jujutsu Kaisen, me están dejando con la boca abierta.
Por ponerle un pero a este capítulo final. El ‘error’ más grande que ha cometido MAPPA es el de no traer esta película al cine. Es cierto que el contenido de ‘Attack on Titan’ no es el más adecuado para los niños, pero para ello se dispone del PG a la hora de calificar las películas. Es un pena no haber podido disfrutar de este episodio en pantalla grande. En los últimos 10 años no exista probablemente una serie que represente mejor la expansión del anime en el mundo como ‘Attack on Titan’. El error de no haberla traído al cine pueden suponer muchos millones de yenes (y de dólares) en todo el mundo. Tenía la capacidad de superar a Kimetsu no Yaiba como película récord que más habría recaudado de la historia, y MAPPA lo dejó escapar.
Con todas las temporadas anteriores en Netflix, es probable que los capítulos finales se vayan subiendo en los próximos meses, ‘Attack on Titan’ supone una aventura que no dejará indiferente. Hay que agradecer tanto a WIT como a MAPPA la apuesta que han hecho con esta historia. La obra de Isayama no es la mejor dibujada de la historia, pero también hay que decir que nadie (o muy pocos) se han atrevido a tanto como el mismo Isayama, que lo ha bordado con el guion de su obra, rompiendo muchos cánones de anime que estaban más o menos establecidos.
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