Solamente me quedan 4 capítulos para terminar Bloodline. Escribo estas líneas con ánimos de no hacer spoiler a nadie, y que el final no me ciegue a la hora de valorar esta serie. Ya son muchas las series que se les ha dicho de todo por tener un final no apropiado (Lost, Game of Thrones, por ejemplo) y que a mí me parece que se ha sido muy injusto con ellas. Lo que importa es el viaje, y por motivos muy evidentes, el viaje de Bloodline me ha encantado.

Creo que puede ser una de las series mejor tapadas de Netflix. 33 capítulos repartidos en 3 temporadas que van a ser pura adrenalina y tensión. Bloodline nos cuenta las idas y venidas de la familia Rayburn, cuyos padres tienen un resort en los Cayos, al sur de Miami. Tanto Robert como Sally (los padres), sus hijos John, Meg, Kevin y Danny (sobretodo Danny) van a ser los protagonistas de esta historia que nos llevará a visitar lo más oscuro del ser humano.

Lenta al principio, parece que estamos ante un drama bastante plano, pero poco a poco la historia se va complicando. Danny ha venido a hacer de las suyas, con deudas pendientes y una mochila muy grande detrás que nadie de su familia se imagina. Los Cayos parecen (y son) el paraíso, pero en este caso van a verse zarandeados por la voluntad de un hijo que ha venido a cobrar sus deudas y que arrastrará a toda su familia detrás de él, poniendo en duda el gran lema que parece seguir a los Rayburn’s: ‘Family first’.

La serie hasta este punto es buenísima. El final espero que mantenga el nivel, pero incluso si no lo hace, merece la pena darse un viaje por los cayos. ¿Qué tiene de especial? Son varios los puntos con los que sentirse identificados. El primero es el de los dramas familiares, los secretos entre padres, mentiras entre hermanos. Pasa hasta en las mejores familias. El segundo es lo bien que van desvelando los misterios ocultos en la historia de la familia. Poco a poco, a medida que avanza Bloodline, veremos como nos va cambiando la perspectiva de los protagonistas. Aquel que creíamos el héroe ahora es el villano y viceversa.

Otro punto a favor son los personajes, ya los hemos citado, pero me quería referrir al elenco. Uno de los mejores elencos para una serie. Casi todos son caras conocidas. John está interpretado por Kyle Chandler. El hermano mayor y responsable de las decisiones familiares. Luego viene Danny, un chef  interpretado por Ben Mendelsohn (para mí lo mejor de la serie es la interpretación de Mendelsohn), que nos sorprenderá con los matices que va adoptando el personaje a medida que avanzan los capítulos. Luego están Kevin y Meg, con una participación mucho menor pero también clave en el devenir de la familia Rayburn. Y luego, los padres, el patriarca Robert Rayburn, interpretado por Sam Shepard, padre y jefe de de la familia y Sally, hará todo lo posible por su marido y sus hijos.

También hay que mencionar al entorno, que va a contar con participaciones muy clave. Están los hermanos O’Bannon, Chelsea y Eric, amigos de Danny y por ende quebradero de cabeza de la familia Rayburn. Luego está uno de mis favoritos, que es el compañero de John, Marco Diaz, a su vez novio de Meg (todo queda en casa, o no). Nolan, Ozzy Delvecchio, Roy Gilbert, Wayne Lowry y un largo etcétera que hará que vivamos situaciones espeluznantes. Ver hasta donde puede llegar el ser humano para cubrirse y la oscuridad que llega a abrazar para proteger a sus seres queridos. Una barbaridad.

Si además a eso le juntas los Cayos (de la que se recomienda altamente una visita, lo digo por experiencia) te queda un encaje de serie brutal, donde se vivirán grandes momentos. Si el Covid todavía no te ha hecho llegar a la última pantalla de Netflix, esta debería ser tu siguiente parada sin duda.

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