Año de mundial, año de spokon futbolístico. Si, de nuevo. Casi a la vez que Ao Ashi nos llega otra propuesta centrada en el deporte rey. Blue Lock ha roto todo tipo de barreras para ser uno de los animes que ha estado en boca de todos durante su emisión. Con sus virtudes y defectos, consigue a medida que avanza, atrapar al espectador. Intentemos darle un vuelta.
Su argumento es (afortunadamente) muy diferente a lo que estamos acostumbrados. Sale de los parámetros que pudiera ser un spokon más clásico, como un Captain Tsubasa o el mismo Ao Ashi. Del que un chaval joven que sale de su zona de confort y descubre que el mundo es grande, tiene talento innato y necesita demostrarlo. Blue Lock es diferente. Esta primera temporada sienta unas bases muy buenas de lo que puede llegar a ser, y estamos delante de algo potente.
Meses después que terminara la Copa del Mundo de 2018, donde Japón no pudo mantener el tipo para vencer a Bélgica y perder en octavos de final, la Federación de Fútbol Japonesa lanza un programa revolucionario con la intención de cambiar la tendencia del fútbol japonés y hacerlo una referencia mundial. ¿El objetivo? Encontrar y crear al mejor delantero del mundo mediante estímulos extremos. Un jugador que crea en sí mismo y que pueda ser capaz de girar la dinámica de un partido, con una sed insaciable de gol y que el egoísta deseo de ganar siempre y ser una estrella.
Para ello, la Federación da las llaves del programa a Jinpachi Ego, un genio del Big Data y enamorado del fútbol. El nombre del programa tampoco es desconocido, Blue Lock, y para ello reúne a más de 300 de los más prometedores delanteros de las categorías inferiores y ligas infantiles de todo el país. Ego busca evaluar a cada uno de ellos, intentando sacar el potencial oculto en cada uno de ellos. No se corta un pelo en descartar a los que no dan la talla. Aquí la serie es muy drástica y muy efectiva a la vez.
La historia se centra en Yoichi Isagi, un estudiante de preparatoria que ha sufrido una derrota muy dolorosa en su último partido con su equipo. Pero la serie es tan rica en personajes que permite salirse del protagonismo de la figura principal y es muy probable que te sientas identificado con otros. Algunos ejemplos de esto son Bachira, movido por su monstruo interior, o el mismo Chigiri, que despierta de un letargo causado por una lesión. A medida que los desafíos se plantean en Blue Lock y se avanzan en las diferentes fases, o ganas o te vas. No hay término medio, es una carrera por tus sueños.
Me ha encantado el planteamiento que ha tenido la adaptación de la obra del mangaka Muneyuki Kaneshiro. El director del anime, Tetsuaki Watanabe, ha conseguido algo realista dentro de los puntos algo extremos en los que se mueven sus protagonistas. Regates imposibles, tiros 100% certeros, inteligencia superlativa es algo esperable de estos animes. Y no defrauda para nada y entretiene mucho. Si quieres algo más realista, Ao Ashi. Blue Lock es fútbol pero combinado con el Juego del Calamar.
Otra cosa es el trabajo del estudio de 8-bit. Si bien se puede decir que en general la animación es clásica y buena, el abuso del CGI resta muchos puntos en esta adaptación. Sobre todo en los casos donde tenemos esta visión panorámica del campo, donde podemos ver a todos los jugadores moviéndose, creo que este es el aspecto a mejorar mucho en la siguiente temporada. Porque del resto lo tiene casi todo. Espero con ganas la segunda temporada de esta anime, porque tiene las bases de todo buen spokon y nos hará disfrutar.
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