Las similitudes de Nocturne con su predecesora son muy fuertes. La primera serie animada de Castlevania de Netflix se destacó al equilibrar sus momentos tranquilos y bellamente interpretados de drama humano con escenas de acción explosivas e ingeniosas, lo suficientemente deslumbrantes como para evocar la sensación de jugar el clásico juego de Konami por primera vez. A pesar de las fortalezas de su primera temporada, tuvo problemas con el ritmo y el y desarrollo de personajes de una temporada. Netflix mantiene los problemas del padre vampírico con Castlevania: Nocturne, una nueva serie derivada del productor ejecutivo Clive Bradley y los codirectores Sam y Adam Deats.
Nocturne no cambia de espíritu ya que presenta a un vástago de los Belmont que debe librar una guerra contra demonios maquiavélicos que se creen dioses no muertos que caminan entre ganado mortal. Pero si bien Nocturne podría haberse adaptado fácilmente a las vibraciones clásicas de Castlevania, el nuevo programa mejora considerablemente su juego al utilizar la historia icónica de la franquicia para desafiar su comprensión de lo que realmente significa luchar por la libertad, la igualdad y la fraternidad.
Ambientada a finales del siglo XVIII durante el fragor de la Revolución Francesa, Castlevania: Nocturne comienza cientos de años después de los eventos de la primera serie Castlevania de Netflix, cuando el asesino de demonios Richter Belmont (Edward Bluemel) se dirige a Francia en busca de venganza y vampiros. . Al igual que su lejano antepasado Trevor, que empuñaba un látigo sagrado, los talentos innatos de Richter para la magia lo hacen perfectamente apto para ingresar al negocio familiar, y ser criado por su formidable madre guerrera Julia (Sophie Skelton) le infunde un profundo sentido de orgullo por el trabajo.
Juntos, el potencial bruto de Richter y la tutela de Julia lo hacen excepcionalmente poderoso incluso desde una edad temprana. Pero a pesar de toda la habilidad de Julia con la reliquia mortal de su familia, el mundo de Castlevania: Nocturne está repleto de vampiros incluso siglos después de que Drácula aparentemente haya sido destruido, y la serie comienza en un momento devastador en el pasado de Richter que lo deja huérfano e incapaz de acceder a su magia. La presentación en el primer capítulo es de lo más brutal que recuerdo.
Aquí, la Revolución Francesa no es sólo un período transformador de malestar social entre élites adineradas y campesinos empobrecidos, hartos de su subyugación. Es una guerra entre demonios no-muertos como Drolta Tzuentes (Elarica Johnson) que manipula a los mortales desde las sombras, humanos egoístas como un Abad (Richard Dormer) hambriento de poder y agitadores como la invocadora María (Pixie) que quiere desmantelar todo el sistema opresivo de poder que hace de Francia una presencia global formidable.
Narrativamente, el enfoque de Nocturne en otro inquietante Belmont y su descripción de la Francia de finales del siglo XVIII como un país invadido por aristócratas literalmente vampíricos ebrios de la promesa de un nuevo mesías hacen que la nueva serie se sienta fiel a la esencia de Castlevania. Sin embargo, lo que hace que valga la pena ver la profunda inmersión de Nocturne en esta historia alternativa es la forma en que presenta a Francia no sólo como una monarquía desmoronada en medio de un heroico levantamiento social, sino también como una nación colonial cuyo giro hacia la democracia en casa no puede divorciarse de su historia de cometer atrocidades insondables en el extranjero. No deja de lado el exceso inglés en América con la figura de Olrox, superinteresante.
Nocturne reelabora varios personajes secundarios clásicos de Castlevania, como María, que lucha usando versiones reinventadas de las Cuatro Bestias Sagradas, y el empático cantante Edouard (Sydney James Harcourt) con un efecto brillante. Pero entre todos los rostros antiguos pero nuevos del programa, la ferrocinética practicante de vudú Annette (Thuso Mbedu) se destaca por la fuerza con la que el programa la presenta como una mujer cuya identidad haitiana es lo que la hace capaz de comprender la situación en Francia con una visión muy clara.
Es a través de Annette y la exploración del sincretismo afrocaribeño por parte de la serie que Nocturne expande los límites de la mitología mágica de Castlevania, que se aborda en gran medida a lo largo de los ocho episodios de la temporada. Abundan los pequeños guiños a la historia de Trevor y Sypha de la primera temporada, a los videojuegos y las retorcidas decapitaciones, particularmente en las peleas hipercinéticas más grandes del programa producido por Powerhouse Animation entre sus héroes y hordas de criaturas horribles. Brilla también Trevor Morris, que repite en la banda sonora. Continuista, pero mucho más profunda y oscura que la primera Castlevania.
Pero en medio de todo el derramamiento de sangre, Nocturne todavía encuentra tiempo para hacer que sus personajes (y por extensión, tú) piensen en lo que significa masacrar a personas técnicamente inocentes por una causa genuinamente noble. Ese ritmo no es del todo original, y Nocturne tiene cuidado de no depender demasiado de él cuando comienza a tejer las historias de Annette y Edouard con las de Richter y María en Francia. Aún así, crea una resonancia entre la acción del programa y los conceptos que aborda que hace que la temporada en su conjunto funcione maravillosamente.
Obviamente, estamos ante una serie de animación para adultos, por varios motivos. El primero es que la serie ya de por si presenta una trama muy sangrienta (en la que se deleita durante la animación). Escenas puntuales algo explícitas que puede que sobren completamente y sobretodo la trama que concierne al abad y su clara desorientación moral de lo que significa el mensaje de la iglesia católica. ¿Es con mala intención? Últimamente estoy en el piensa mal y acertarás.
Lo mejor de Nocturne es su principio, pero sobretodo su final. Todo ligado a la figura de Richter, donde nace su miedo ante Olrox, y cuando despierta su magia delante de su abuelo. La batalla final es una delicia y deja con ganas de mucho más, sobretodo con la aparición final, que sirve de enlace entre las Nocturne y su predecesora. Nocturne mejora a la anterior Castlevania en contrucción de personajes, aunque repite algunos errores de guion, pero claramente es una serie que va a ir a más, y ya estoy esperando su confirmada segunda temporada.
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