Disimular el entusiasmo es absurdo, después de las 10 semanas que nos ha regalado HBO. 10 semanas en las que no hemos dejado de comentar cómo se ha ido cocinando una historia épica a todos los niveles. Es curioso lo bien que han sabido crear una historia, cocinarla a fuego lento pero a la vez generar impacto y tensión en cada uno de sus episodios. El final no puede haber estado rodeado de más polémica, filtraciones antes de su emisión, récords de visionado. El éxito de la serie puede verse en lo que ha generado.
Ayer, pudimos disfrutar todos del último episodio. Los dos últimos episodios nos han mostrado la chispa antes de la guerra. Uno desde un lado, el equipo verde. El otro desde el otro, el equipo negro. De nuevo con clara intención de ponernos del lado de los negros. La princesa Rhaenyra, acepta la muerte de su padre, con calma y tranquilidad, no pretende empezar una guerra a pesar de que sus enemigos llevaban tiempo preparándola. Muy al contrario de los verdes, quienes parece que llevaban tiempo preparando el golpe sucio, que llega con la muerte de Viserys. Rhaenyra es templada, serena y pone cabeza, mientras que el Aegon el rey Hightower, es un desastre, con gustos algo provocativos y sin ningún carisma.
Ambas casas, tras la muerte del rey, han comenzado la ronda de consultas en busca de aliados. A pesar de que Rhaenyra, espera poder evitar la guerra. Lo cierto es que ambos se han sentado ante los mapas a buscar aliados y aunque algunos quieran negarlo, está claro que es para empezar una guerra. El final del último capítulo deja claro, que de nuevo, por jugar con fuego.
Y es que más allá de la historia lo que seguro nos ha regalado HBO es un tema de conversación semana a semana. Lo que nos ha regalado es la intriga que ni siquiera las últimas temporadas de juego de tronos supo construir. Las tramas han estado llenas de la mejor conspiración y traición. La serie ha conseguido meternos miedo en el cuerpo, nos ha hecho sufrir por sus personajes y ha generado tensión en cada uno de sus capítulos.
Los personajes como centro de todo. esa ha sido siempre la clave de todas las buenas series y de nuevo Juego de tronos mantiene el nivel en este sentido. La serie empezó con sus dos protagonistas Rhaenyra y Alicent. A partir de estas dos piezas, se van generando unos complejos satélites de diversos gustos, con diversos intereses y que se cruzan y descruzan. Cada personaje que aparezca en la serie, ya sea central, ya sea secundario por un segundo da un golpe a la historia y te impresiona como espectador. Maravillos trabajo han hecho, a partir de unas pobres líneas del manuscrito de martin.
Otro de los puntos que tenemos que destacar de la serie, no ha tenido ni un sólo capítulo de relleno. Cada capítulo tenía un objetivo claro y sabía lo que quería contarnos. En cada capítulo ha habido un momento clave, un momento sobre el que hacer memés, sobre el que discutir con amigos. Es una serie que ha dado 10 capítulos de conversación. Y por todo esto ha sido la mejor serie de este año, dejando en ridículo a su competidora más directa, los anillos de poder.
Y es que tengo que dejar claro que han superado mis expectativas. Cuando anunciaron que iban a hacer una precuela de juego de tronos, pensé que era una manera de estirar un chicle que no daba para más. Ahora me doy cuenta de que han sabido construir bandos con el mismo arte que ya lo hiciese juego de tronos y no sólo eso, sino que además es mejor que más de una temporada de juego de tronos.
Y ahora toca esperar al segunda temporada de la casa del dragón. Que todo apunta a que se estrenará en verano/otoño de 2024. una nueva serie a la que seguir y esperar con todas las ganas del mundo.
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