Creo que a estas alturas quedan muy pocas personas que no hayan visto la película de 2014 ‘Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho?’. Una muy divertida comedia francesa que explicaba el proceso en la que una familia francesa conservadora, de padres católicos y muy de De Gaulle iban casando a sus cuatro hijas con un chino, un árabe y un judío. La gran esperanza era la cuarta hija, que termina casándose con un costamarfileño. Si no la habéis visto es una película que es altamente recomendable.
‘Dios mío, ¿pero qué nos has hecho?’ funciona como una tercera parte, la segunda está en Netflix, donde la familia Verneuil, con Claude y Marie a la cabeza, van a cumplir 40 años de casados. Sus 4 hijas, viendo que la ocasión lo merece, buscan la manera de sorprenderles, intentando montar una celebración por todo lo alto, juntando a toda la familia (suegros incluidos) y a amigos cercanos. Sí, también al cura del pueblo y la poca carga dramática la pondrá un Helmut que viene a dinamitar los cimientos de esta divertida familia francesa.
Con un guion que reincide en algunas bromas ya vistas en su predecesoras. La clave, como decía el bueno de Ricky Gervais, es dejarse llevar para pasar un buen rato. Recordad, ¡sólo son bromas! Puede que alguna, sobretodo en los tiempos que corren, puedan parecer algo fuera de tono, pero con una muy buena mezcla de situaciones divertidas, pero a la vez escandalosas, y los buenos diálogos que las acompañan esta película te saca más de una sonrisa.
Como decía antes, la cuestión es la actitud con la que afrontas la película. No busques una película sería. Los mismos actores buscan pasárselo bien antes que actuar. Se nota ese tono relajado y familiar, situaciones cotidianas que se podrían dar cada día con nuestros hermanos, cuñados o sobrinos. La clave es el no romper el núcleo familiar. Si a eso le añades además una mezcla étnica muy bien llevada, las situaciones cómicas se suceden unas a otras.
Con una banda sonora es agradable, el escenario está muy bien encontrado y visitar la arquitectura del corazón de Francia es placentero para la vista. Además cuenta con un guion que es muy sencillo de entender (no hace falta haber visto las anteriores) y el ritmo es efectivo. ¡Cada minuto nos reímos! Lo que es algo bueno. ¡Todo esto es delicadeza, algunas escenas pueden convertirse en culto! También hay una moraleja. Finalmente, este trabajo es generoso, dinámico y original. Es de obligado visionado si te apetece pasar un buen rato en familia.
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