Guy Ritchie es uno de mis directores de cine favoritos. Sus películas tienen un sello especial. Es cierto que hace mucho tiempo que no pega el gran bombazo, pero siempre me gusta estar atento a lo que va trabajando. Sabe cómo tomar incluso las historias más mundanas y convertirlas en obras llamativas y entretenidas. El ‘Ministerio de la Guerra Sucia’ (The Ministry of Ungentlemanly Warfare en inglés) es su última obra, y tengo que decir que de lo último que ha sacado es de lo más destacable que ha hecho. La podéis encontrar en Amazon Prime.
La historia sigue el apogeo de la Segunda Guerra Mundial, donde el Reino Unido lucha por superar los intentos de toma de poder de la Alemania nazi. Con el respaldo indirecto del primer ministro Winston Churchill (Rory Kinnear), el brigadier Colin Gubbins (Cary Elwes) solicita la ayuda de Gus March-Phillips (Henry Cavill) para llevar a cabo la Operación Postmaster. Esta acción pretendía inutilizar la capacidad alemana de proveer suministros a los submarinos que patrullaban el Atlántico, para así evitar (o retrasar) la presencia de Estados Unidos en Europa, en su lucha contra el Eje.
Guy Ritchie va a sacar todo su repertorio con esta película. El Ministerio de la Guerra Sucia es una concatenación de mucho humor, excelentes secuencias de acción y asesinatos sangrientos. Junto con estas escenas hay un excelente diseño de sonido que te sitúa justo en medio de la guerra. Con el sello Ritchie, la banda sonora también incluyó algo de música moderna para acompañar estas escenas. La elección, aunque curiosa, tiene el potencial de atraer a espectadores de todos los orígenes y preferencias gracias a las selecciones que inducen adrenalina.
Las elecciones de casting aquí también son realmente excepcionales. Cada personaje tiene su tiempo para brillar en pantalla en momentos creativos. Uno de los que me ha llamado la atención es Alan Ritchson como Anders Lassen. Lassen era un soldado danés que [al menos en la pantalla] podía blandir un arco y una flecha como ningún otro. Ritchson lo representa con tanta fuerza y dominio al mismo tiempo que muestra sus habilidades cómicas en plena exhibición. No me sorprendería que se convirtiera en el favorito del público.
Sin embargo, todo lo que rodea a Henry Cavill en esta película mejora. Probablemente el que mejor se lo ha pasado haciendo la película. Se nos presenta como un deshecho de la sociedad, pero como líder de la banda, aporta un locura muy necesaria en esta película. Ya no es solamente por las caras que pone al arrasar nazis, es su porte al llevar el abrigo y esa manera que tiene de hablar y expresarse, que hace que todo lo que pasa por su lado (diálogos, escenas de acción u otros) tengan un sabor especial. Ese clic que tiene en la cabeza creo que es el que hace conectar tan bien con Guy Ritchie y permite que esta película sea tan divertida.
Con la genial narración visual de Ritchie y una gran cantidad de entretenidas secuencias de guerra, podríamos decir que la película lo tiene todo, salvo que resulta un poco llana en el argumento. Esto no es problema de la película. Es una buena idea, pero ejecutada con el sello del director. Guy Ritchie no es uno de esos directores que va a buscar el drama o la tensión detrás de un guion. Busca entretener, siempre lo ha hecho, y en este caso, aún con un guion ciertamente plano, logra su objetivo de estar atento durante todas las secuencias de la película.
Una vez terminada, me vino a la cabeza rápidamente un película similar en todo a la que nos propone Guy Ritchie, que es Malditos Bastardos. La principal diferencia que tiene con la película de Tarantino es que Til Schweiger no es Christopher Waltz. Sigue anclado en su papel del oso judío, y es casi imposible verlo con otros ojos. Aún así, el villano está ahí y la lucha del equipo de March-Phillips contra Heinrich Luhr es una de las películas más divertidas que he visto desde hace mucho tiempo. Acierto seguro.
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