WikiLeaks. Todo el mundo ha oído esta palabra, este nombre. Pero, ¿qué es realmente? El Quinto Poder nos cuenta su historia. Estamos en la era de la información y toda información se debe dar a conocer. Este es el mensaje de Julian Assange (Benedict Cumberbatch), creador de WikiLeaks, y mediante estas palabras tan atractivas y del poder que encierran consigue reclutar a Daniel Berg (Daniel Brühl) en una aventura que les cambió la vida.
Ambos comprueban realmente su poder cuando destapan un caso de corrupción de un banco suizo. El sistema, con su mensaje de claridad, justicia e imparcialidad, comienza a ganar adeptos y como a poco comienza a expandirse destapando casos mucho mayores (videos ocultos de la US Army, derrocamiento de gobiernos africanos, comunicaciones del Senado Americano). A partir de este momento, es cuando se dan cuenta nuestros dos protagonistas y sus colaboradores del arma tan potente que tienen en la mano. Tan potente que asusta incluso hasta el propio espectador. Y es en este momento cuando la película te invita a la reflexión: ¿Qué es lo correcto?, ¿dejo morir a unos para capturar a otros peores?, ¿cómo garantizar la identidad y la seguridad del informante?, ¿realmente toda la información es necesario conocerla, o por el bien común es mejor tapar ciertos casos?, ¿hasta qué punto voy a ser paladín de la verdad y mostrar todos los secretos de los demás, si no quiero que los demás conozcan los míos? Es en este dilema en el que se mueve la película.
Son preguntas que hay que hacerse, hay que reflexionar sobre ellas y que no son de fácil respuesta. Estamos delante de en mi opinión una muy buena película que quiere reflejar la verdad de nuestro tiempo, una verdad que puede ser moldeable con un par de genios de la informática desde un antro de bar en Berlín. El Quinto Poder cuenta con dos protagonistas a la altura. Nuestro amigo Benedict Cumberbatch está siempre sublime y Daniel Brühl llega a su altura, pero es un film repleto buenos artistas. Por allí tenemos a nuestra queridísima Carice Van Houten (Melissandre, vamos), Laura Linney, Stanley Tucci o David Thewlis, nada mejor que una peli con una buena segunda fila actores para que siempre cumpla.
En el aspecto técnico, la película está muy bien montada. Traslada al espectador que vivimos en una era digital, en la que existe un mundo paralelo, el de internet, donde cualquier cosa es posible, donde un David puede luchar contra un Goliat desde el anonimato, sin temer represalias. La velocidad del filme radica en la cantidad de historias que quiere contar, a unas dándoles más atención, otras mostrándolas y otras insinuándolas u omitiéndolas, no dejando al espectador masticar toda la información, introduciendo un ritmo frenético, en especial gracias a su banda sonora, una gran trabajo de Carter Burwell.
En fin, os animo a todos a verla, es una de esas películas que cuando acaba tienes sensación de plenitud. No la dejéis en el tintero, no os arrepentiréis. Durante la película tuve la sensación de estar viendo la Red Social pero a nivel serio, así que imaginaos el nivel.
Puntúa el post
El Quinto Poder: por Javier GF http://t.co/OR0eYA3Q43
A mi me pareció que tenía un ritmo raro, la tengo a medias desde hace algún tiempo. y no estoy deacuerdo contigo Benedict está repelente a mas no poder y esa peluca blanca da mucha grima
Pues yo esa faceta la atribuyo a la caracterización del personaje, que por lo que he leído, van por ahí los tiros. A mi lo que me pareció, que transmite muy bien el mensaje y que se muestra lo antisocial que representa el personaje y sus objetivos. Grande Benedict !
Coke de Toro liked this on Facebook.