Es muy difícil ser objetivo con esta reseña, pero lo voy a intentar. La Guerra de los Rohirrim es la combinación de dos de mis grandes pasiones, que son el género del anime y ‘El Señor de los Anillos’. La obra que ha traído Kenji Kamiyama de la mano de Warner Bros es de la que no te puedes perder si eres un fan de la obra de Tolkien. Entiendo que haya gente que le desanime el hecho de que estemos delante de una película de animación, pero no se puede negar que éste es un género que está explotando y la experimento de esta mezcla era necesario.
Esta película tiene una ventaja y un inconveniente. La ventaja es que supera con creces el nivel de adaptación mostrado por la serie de Amazon ‘The Rings of Power’, en una demostración de que cuando se quiere, se pueden hacer las cosas muy bien. El inconveniente es que esta película bebe directamente de la trilogía original de Peter Jackson, leyenda del cine. Llegar a ese nivel es difícil, por no decir imposible, pero la película de Kamiyama, supervisada por el mismo Peter Jackson, ralla a un gran nivel y es muy disfrutable.
Para poder hacer una película de algo más de dos horas, Kenji Kamiyama ha dejado el guion en manos de Phoebe Gittins y Arty Papageorgiou. Me ha gustado mucho el ritmo de la historia. Aunque la película dure más de dos horas, no se hace para nada pesada. La trama no se reserva nada, y se vuelve oscura cuando lo necesita. Hay momentos, que por mucho que la película sea de animación, es tan duro que no se hace apto para menores.
La figura central de la película va a ser Hera, hija desconocida de Helm, rey de Rohan. Hera viene a resaltar el empoderamiento de las escuderas de Rohan. A ver, ya conocíamos el legado de las escuderas. Todos recordamos a Éowyn, pero tengo la sensación de que con Hera se han pasado. Su manera de pensar y actuar no se alinea para nada con lo que Tolkien pensaba sobre las princesas de Rohan. El resto de personajes, salvo alguna excepción, que comentaré en la zona de spoilers, están bastante alienados con lo que Tolkien dejó plasmado en su obra.
La animación está llevada a cabo por el estudio japonés Sola, que ha hecho adaptaciones de anime de Blade Runner o Startship Troopers, por ejemplo. Este aspecto es quizá uno en los que la película no ha acabado de ser redonda del todo. Por ejemplo, en el prólogo nos enseñan unas montañas que parecen casi reales, y a medida que se va combinando fondos con personajes, la combinación del dibujo tradicional y el CGI no acaban de encontrarse. También hubiera ayudado en algunos momentos añadir algunos frames más por segundo. Hay escenas en las que se notan ciertos cortes, como en la carga de caballería de los rohirrim delante de Édoras, o en el momento de los vuelos de águila.
La banda sonora corre a cargo de Stephen Gallagher, aunque se ha apoyado mucho en los temas de Rohan que dejara Howard Shore en su obra. Gallagher cumple, me ha gustado, aunque hecho en falta algún tema un poco más épico. Únicamente el tiempo nos dirá que tal envejece ‘La Guerra de los Rohirrim’, pero lo que sí podemos decir merece totalmente la pena verla en una pantalla de cine. Una película cargada de nostalgia, con muchos guiños a la trilogía original, que nos hace descubrir momentos en los que, a no ser que seas un ávido lector del legendarium de Tolkien, nos podríamos haber perdido.
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- Crítica con Spoilers
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Vamos ahora con la sección de crítica con spoilers. ‘La Guerra de los Rohirrim’ se sitúa unos 300 años de la trilogía original. Para entender un poco el contexto de dónde encaja dentro del legendarium de Tolkien hay que recurrir a los Apéndices de ‘El Señor de los Anillos’. Allí se hace referencia cuando se habla de la genealogía de Rohan sobre el fin del primer linaje y qué fue tanto de Helm Mano de Hierro como de sus hijos, Hama y Haleth. De cómo llegó el Largo Invierno y la invasión de los Dunledinos en Rohan. La película de Kamiyama demuestra ser bastante fiel al legendarium, aunque de él solamente se puedan extraer dos páginas para un argumento sólido.
La película se apresura a presentarnos a Hera, como la hija desconocida de Helm. En la obra de Tolkien sabemos que Helm tiene una hija, pero lo que no sabemos es que fue de ella. Ni si se casó con un noble de Gondor, si ayudó a su pueblo en la guerra, o si simplemente desapareció cuando murieron su padre y sus hermanos. Hera, indómita y salvaje, parece un corcel desbocado y nos dan a entender que es fruto de un antiguo linaje de Rohan, en la que las escuderas de Rohan luchaban cuando los hombres no podían más. No me acaba de encajar mucho esto, pero aún y con eso, el personaje de Hera me ha gustado mucho, sobretodo su personalidad.
La historia va a seguir punto por punto, y casi frase por frase lo que Tolkien dejara escrito en los Apéndices. Visitaremos Edoras y conoceremos a Helm y sus hijos. Me ha encantado la forma de conocer a Hama con su arpa, la de Haleth era más previsible. Veremos la disputa de Freca y Helm, y cómo se convertirá el Rey en ‘Mano de Hierro’. Conoceremos a Wulf, hijo de Freca, y de porqué clama venganza contra los Rohirrim. Me ha gustado mucho el flashback que hay entre Wulf y Hera. Es uno de los elementos bastante característicos del anime, ya que permite el desarrollo más complejo de los personajes. Wulf no siempre fue así, tenía buen corazón, son las circunstancias lo que le han llevado a convertirse en el villano que se nos muestra, carente de honor.
Antes de que estalle el conflicto, viviremos un episodio en el que podremos recordar momentos de la trilogía original. Veremos a un Olifante siendo devorado por un Guardián del Agua. ¿Qué hacía ese Guardián allí? Nadie lo sabe. Además tiene buen gusto, ya que lleva sombrero, para evitar ser descubierto. Escena en pos del espectáculo. Sí que me ha gustado por otra parte el momento en el que Hera es capturada y llevada a Isengard, en ese momento ocupada por los Dunledinos. Es coherente con el escrito de Tolkien ya que no fue hasta que llegó Saruman, que Orthanc permanecía desierta.
La guerra entre los Dunledinos y los Rohirrim va a llevar a grandes batallas y asedios. La primera refriega será en la planicie de la marca, delante de Edoras, dónde las hordas de Wulf y mercenarios Haradrim mostrarán la potencia de los Olifantes a Rohan. Esta batalla deja patente que la carga de los Rohirrim en las llanuras de Pelennor es insuperable, por mucho que se intenten evocar esos recuerdos, trayendo las frases del discurso de Theoden, o los gritos de ‘¡Muerte!’.
La película es muy fiel al libro en lo que se refiere a la muerte de Haleth, ya que como dice Tolkien, muere en la defensa de la ciudad de Edoras. Algo diferente es la muerte de Hama. Narrativamente es un poco absurda, el autosacrificio de Hama era innecesario. En un momento de huida, acompañado por la Guardia Real, que eran los encargados de proteger a la familia real, había muchos jinetes aliados a su alrededor cuando su caballo se cansa. Que baje y pelee contra Wulf no era necesario para mostrar el odio de Helm hacia Wulf más adelante. Un pequeño desliz de como sucede en el libro, pero es una licencia que se puede perdonar viendo el resultado final. Es más loable la muerte de Hama en el libro, ya que consigue llegar a Helm, y al final muere en una incursión intentando rescatar víveres, perdiéndose en la nieve.
En cuanto a la carga, sí que se echa en falta algo de densidad en las tropas, los jinetes están muy separados entre sí, cuando sabemos que cabalgaban en formación más cerrada. Otro aspecto que me ha gustado ha sido la forma de luchar contra los Olifantes, recuerda a Pelennor, pero es muy más realista. El diseño de los dunledinos con sus máscaras y su aspecto desaliñado me gusta mucho. Aunque se puede decir que van mejor equipados que los dunledinos que están con Saruman al inicio de ‘Las Dos Torres’. En el asedio de los dunledinos a la marulla tengo que hacer mención especial al kamikaze de los tambores de la torre.
Después de la batalla en Edoras iremos a Cuernavilla, que es como se conocía antes la antigua fortaleza de Rohan. El Abismo de Helm, como bien dirá Hera, se le conocerá después del asedio de Wulf y su ejército. Las escenas del Abismo de Helm son de lo mejor de la película. Me ha encantado la forma de representar a Helm saliendo de la fortaleza a asediar a los dunledinos. La escena con el troll de las nieves era muy necesaria, ya que en los libros los dunledinos llegan a confundir a Helm con un troll, por su fuerza y envergadura. Hubiera deseado un final algo más épico para Helm, aunque ya lo es, pero merecía más. Hecho de menos un entierro en los montículos de Edoras, rodeado de simbelmynë.
No me acaba de cuadrar, sin embargo, el escaso protagonismo que tiene Fréaláf. En la película aparece como un miembro lejano de la familia, que por un simple desliz parece desterrado al Sagrario, pero realmente es él el auténtico héroe de la historia, ya que, con sus jinetes cabalgará al final del invierno a Cuernavilla para derrotar a los dunledinos, vengar a Helm, matar a Wulf y convertirse en el nuevo rey de Rohan. El Fréaláf de la película es un personaje al que le falta un claro desarrollo, además de que su aspecto moreno no se corresponde nada con la fisionomía que tenían los Rohirrim.
He echado de menos una participación algo más activa de Gondor. En los Apéndices, el ataque Haradrim era conjunto a Rohan y Gondor, cuando aquí parece que Wulf ha ido a Harad a contratar a los mercenarios. La película está cargada de guiños a la trilogía original. Tenemos unos orcos de Mordor que están buscando cualquier tipo de anillo para presentarlo ante Sauron, también aparece Saruman al final de la película, presentándose ante Fréaláf como mago y señor de Isengard. O la referencia directa de Hera hacia Gandalf, haciendo referencia a vivir una nueva aventura, como el mismo Bilbo hiciera casi 250 años más tarde.