Últimamente me ha dado por animes de tinte sobrenatural, en el que el protagonista tuviera alguna habilidad fantástica, o que nos metiéramos de lleno a una lucha de titanes de tintes épicos. Pero una de las maravillas de este mundillo es que nunca deja de sorprenderte, teniendo en cuenta el gran abanico de temas que puede llegar a tratar. En este caso, Haikyuu se centra en el mundo de voleibol escolar, en particular de los integrantes del Karasuno, pero la maravilla que ha escrito Haruichi Furudate es de aquellas transversales, donde no hay un único protagonista.

Aunque la historia de Haikyuu continua, me quiero parar en el final de la tercera temporada, ya que creo que me parece que es el cierre perfecto a un arco regional muy bien llevado. Resumiendo rápido, estaríamos ante un Oliver y Benji del voleibol. Pero sin tiros del águila, del tigre, etc. Me he llevado una grata sorpresa ante el realismo que se desprende cuando toca ver un partido. Pero que eso no quite que Haikyuu nos sorprenda con habilidades únicas y grandes estrategias. Es un disfrute ver este tipo de detalles en los partidos.

Como ya hemos comentado, en Haikyuu vamos a seguir las andanzas de un equipo de un pequeño instituto, el Karasuno. Y en especial de un jugador que hace armonizar a todo el conjunto. En este caso se trata de Shōyō Hinata. Hinata, de pequeño se quedó prendado del voleibol al ver al Pequeño Gigante de Karasuno y se vio reflejado en él, ya que comparten la misma complexión. Eso le lleva a entrenar si descanso para perfeccionar sus golpes. Después de último torneo de preparatoria, decide ir la misma escuela que el Pequeño Gigante, aprender de sus mismas técnicas y poder alcanzar los mismos objetivos.

Craso error, el Karasuno actual es solamente un atisbo del gran equipo en el que estaba el Pequeño Gigante. El objetivo es el mismo, llegar al campeonato nacional, pero con mimbres muy distintos. A medida que van pasando los episodios se van sucediendo incorporaciones al equipo. Tobio Kageyama, el primer enemigo ahora es compañero. Pero hay otros, Tsukishima, Yamaguchi, Azumane, Nishinoya, entre otros. La manera que la serie de explicar la historia detrás de cada uno de ellos es especial, y lo hace a la vez que avanza, durante los entrenamientos y/o los partidos que tiene que enfrentar el equipo del Karasuno.

Quiero detenerme aquí porque es un punto que resulta interesante. Si bien es cierto que la historia gira alrededor de Hinata, tanto sus compañeros de Karasuno como los equipos rivales (Aoba Joshai, Shiratorizawa, por ejemplo) van a tener su cuota de protagonismo. Eso nos dará pie en estas tres temporadas a ver la evolución (normalmente positiva) de ciertos personajes, aprovechando las virtudes que trae el deporte. No solamente el voleibol, sino el deporte de equipo. Creo que haber podido entrenar en esas edades te da pie a poder entender mejor como se presentan cierto tipos de acontecimientos y traumas que pueden provocar inestabilidades. En Haikyuu aparecen todos, y todos están muy bien llevados.

Que si Asahi no consigue anotar durante un partido, Yamaguchi falla en su especialidad o la falta de motivación de Tsukishima van a dar pie a poder analizar distintas situaciones. Al como sobreponerse, al confiar en tus compañeros. Es un perfecto resumen de los valores que se tienen que trasladar dentro de una pista, sea cual sea el deporte. Esto hace que este tipo de series te entretengan tanto por la relación que tienen entre ellos y entre los equipo rivales. Suena a tópico, y en Haikyuu encontraremos algunos de ellos, pero al estar metidos en una historia sin un protagonista típico (es un mal jugador con muchísimo potencial) la forma en la que Haruichi Furudate lo trata, casi ni te enteras. Si a ello le sumas momentos cómicos, puede que románticos y de cierta tensión, el coctel final es perfecto.

Mención especial a un tema que aparece en Haikyuu, en todos los spokon o en general dentro de la animación. El nivel de detalle a la hora de explicar el contenido técnico del deporte. Pero esto es válido tanto para Haikyuu, como para SnK o Kimetsu no Yaiba. El nivel del porqué pasan las cosas, la explicación de las estrategias, la evolución de los personajes y la adquisición de nuevas técnicas. El poder meternos dentro de la mente de los personajes, creo que es una sensación que atrapa. Como la temática es conocida por todos, al ser deporte, en Haikyuu el efecto es más notorio. Es facilísimo empatizar con casi todos los personajes, dando pie a contar unas serie de historias increíbles.

Ya para acabar. La animación que ha metido la gente de Production I.G. es buenísima. Las expresiones de los personajes al golpear o recibir el balón, las gradas organizando la animación a los jugadores,  las calles de las ciudades del distrito de Miyagi.¡, todo está muy bien detallado. Y la banda sonora la compone Yuki Hayashi (BNHA entre otros). Ya la conocía a través de Amy Lee, pero ver el anime me ha hecho meterme con todo el playlist. Punto épico, punto de tensión de partido, punto cómico, roza la perfección. Haikyuu lo encontrareis en Netflix y en Movistar+, fue uno de los grandes protagonistas del Salón del Manga de hará un par de ediciones. Un tier 2 de manual y de visionado obligatorio.

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