‘Haru en el reino de los gatos’ es una película de Ghibli enfocada principalemente en el mundo infantil. Debido al éxito de los personajes de Susurros del Corazón (en especial el Barón), un parque de atracciones solicitó al estudio Ghibli un corto para realizar una promoción. Hayao Miyazaki fue el encargado de realizarlo, aunque el proyecto acabó cancelado. Un tiempo después, Ghibli decidió coger el material y expandirlo hasta convertirlo en una película, encargando el proyecto a Hiroyuki Morita.
Con la ayuda de Reiko Yoshida se ideó un guion sencillo para esta corta película , que está enfocada principalmente a los más pequeños de la casa. Haru, una niña adolescente de gran corazón, vive una vida aparentemente ordinaria. Algo tímida, le cuesta expresarse abiertamente y con la única persona que consigue hacerlo es con su amiga Hiromi. Un día, paseando con Hiromi, salva a un gato de ser atropellado. Para su asombro, el gato se pone de pie, le da las gracias y con una reverencia se despide de ella.
Esto deja pasmada a Haru, pero las sorpresas no ha hecho más que comenzar. El gato que ha salvado no es otro que Lune, príncipe del reino de los gatos. Su padre, en gesto por lo que ha hecho Haru, la invita al reino de los gatos. A partir de aquí se entra en un torrente de aventuras que, dada la poca duración de la película, sorprende. Una voz (que luego veremos que era conocida) avisa a Haru, el proceso de conocer al Barón y el viaje al reino de los gatos. Es un ejemplo de los momentos entre lo dramático y lo divertido que deja esta película.
Aún sin ser una de las grandes obras de Ghibli, la animación está muy conseguida. Que hubiera sido concebida como un corto no ayudó. Por motivos evidentes le falta ese punto para dar el salto y ser considerada como una de las grandes obras de Ghibli, aunque podría estar en un segundo nivel perfectamente. Pero simplemente por ver la evolución de los personajes de Haru y conocer al Humbert von Gikkingen, ya merece mucho la pena darle un repaso. Al final de la película se puede ver a una Haru responsable y madura, consiguiendo tener más autoestima, habiendo pasado a una etapa de madurez. Son esos detalles los que marcan la diferencia.
Como el mensaje del principio de la película: ‘si tienes algún problema insólito que no puedas resolver, siempre tienes un sitio al que ir. Un sitio …’. Es una clara referencia a esa edad en la que los personajes de Ghibli se suelen encontrar. Edad que otras películas han explorado, como la misma Susurros del Corazón, en la que el protagonista tiene que dar el salto de la niñez a la madurez. Donde la adolescencia le hace ver que se encuentra entre dos mundos y que no acaba de encajar en ninguno de ellos. Para ello debe de buscar ayuda, y ésta puede venir de cualquier parte o persona.
Esta es una película que es ridículamente encantadora de principio a fin, con matices alegres y para sentirse bien. Me pareció muy fácil de ver gracias a su breve duración y su acción continua. No estropearé el final, pero es el tipo de final agradable al que Ghibli nos tiene acostumbrado. Una versión de Mi Vecino Totoro pero en el mundo gatuno, aunque con mucha menos chicha que la obra de Miyazaki. La recuerdo con cariño, aunque queda lejos del prime de Ghibli.
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