La segunda temporada de La Casa del Dragón finaliza de una manera que ha supuesto que los fans de la saga estemos un tanto decepcionados por el desarrollo de la temporada. Puede que la palabra decepción sea un poco fuerte, pero es que las expectativas estaban tan altas después de la primera temporada, que esta temporada ha sido como un gripazo en el motor de la serie de HBO. Vista en su conjunto, podemos decir que funciona como temporada de transición entre la explosión del conflicto y el desarrollo de la Guerra entre los Targaryen verdes y los negros.

Recordemos de donde veníamos. La última escena de la anterior temporada nos dejaba una persecución en dragón entre el Vhagar de Aemond y el Arrax de Luke, con el fatídico final para el hijo de Rhaenyra (inspirado en la persecución de Hippo en Como Entrenar a tu Dragón, todo hay que decirlo).

Ese final fue demoledor y no dejó otra opción que la siguiente temporada comenzara con un baño de sangre. Esta temporada prometía una cosa, sobre todo a aquellos que nos animamos a leer el libro después de ver la serie. Y aunque el primer capítulo nos enseña toda la crudeza del Westeros, la realidad es que la temporada ha acabado siendo un quiero y no puedo respecto a la primera temporada, que dejó el listón muy alto.

Tan sólo hay que ver las puntuaciones que hya en IMDB. La primera temporada tiene sus diez capítulos por encima de los 8 puntos de media, mientras que esta temporada de los 8 capítulos hay 4 por debajo de 8, con dos tocando una nota de algo más de 6. El primero con razón, el capítulo final de la temporada algo más discutible. Supongo que fue por la sorpresa de que esta vez la serie solamente contendría 8 capítulos, lo cual fue una sorpresa, ya que después de la magistral escena que concluye la temporada, todos queríamos un poquito más.

La sensación que tengo, como ya he comentado antes, es que nos encontramos ante una temporada de transición. Me lo imagino de la siguiente manera. Con la muerte de Viserys, los negros y los verdes se emplazaron a una partida de ajedrez por el dominio de los 7 Reinos. Al final de la primera temporada (y en la mayoría de la segunda) todos están buscando apoyos. Las aperturas se van sucediendo y las fichas comienzan a moverse de una forma estratégica. Algún ataque, como el de Aemond a Luke, pero nada que lleve a escalar la tensión.

Esta segunda temporada se ha percibido un poco parecida al final de la primera temporada. Una continua búsqueda de alianzas entre las casas que forman los siete reinos. Cada casa con sus ambiciones, sus filias y sus fobias. En cada lado del tablero, un propósito, generar suficiente caos para que el enemigo pique y ataque primero. ¿Porqué? Muy sencillo, no es una guerra convencional, como lo vivíamos a Juego de Tronos, en este caso estamos ante un escenario en el que se manejan armas de destrucción masivas, que son los dragones.

Vhagar, en el lado de los verdes, es el mayor de todos ellos y está controlado por un descerebrado Aemond. Hay algunos dragones menores, como los del Rey y la Reina. Por el otro lado están los dragones de la Reina, Jace y Rhaenys, junto con algunos huevos y dragones todavía no en edad de pelear. Pero Rocadragón está lleno de dragones sin jinetes y el capítulo para mí central de esta temporada es en el que Rhaenyra se centra en descubrir quienes pueden ser los jinetes de estos dragones y decantar la balanza de la guerra civil.

El único que parece funcionar como un verso libre el Deamon. El indomable Targaryen huye de su mujer cuando más se le necesita y va a buscar su apoyo en la zona central de Westeros. La disputa se centra entre las casa de los Bracken y los Blackwood. El señor de la casa Tully va a ser crucial para que se forme un ejército que apoye a los dragones de Rhaenyra y Deamon se mete en todo este boyo político, que se hace un tanto aburrido. Lo único que lo salva es la visión que tiene al final, cuando mete la mano en el arciano y ve que su vida nos es solamente suya, sino que está dentro de un plan mayor. Caminantes Blancos, una joven Daenerys, el destino de Westeros está en sus manos. Por ello le promete fidelidad a Rhaenyra.

La polémica de esta temporada ha estado centrada en el final del episodio 6, episodio en el que Rhaenyra se convence de que tiene que apoyarse en sus parientes Targaryen no reconocidos para intentar ser Jinetes de Dragón. Para intentar superar el bloqueo de Desembarco del Rey impuesto por los Verdes, la reina se va a apoyar en Mysaria, Consejera de los Rumores en el consejo de la Reina. Algo así como la Varys la Araña en el reino de Juego de Tronos, pero en este caso con un nombre mucho menos importante, el Gusano Blanco.

La polémica, decía, venía servida una vez se ve el desenlace del sexto capítulo, cuando en una inaparente tensión sexual entre Rhaenyra y Mysaria finalizan una conversación intrascendente dándose un beso. Eso rompe con todo los cánones de la versión de GRR Martin sobre el lore de Westeros y nos mete con calzador una escena (woke) absolutamente innecesaria. No es que rompa con el lore, es que rompe lo que es el personaje de Rhaenyra, de Mysera (amante de Deamon) y sea posiblemente la causa por la que este episodio esté catalogado como el peor de las dos temporadas en su conjunto.

Pero lejos de desanimaros, esta temporada viene cargada de escenas que realmente merecen la pena repasar. Ya hemos comentado el capítulo en el que los jinetes de dragón son testeados. Algunos de ellos con la conciencia de donde se meten, otros en cambio, verán en su nueva posición una oportunidad de poder probar su valía y su caballería, o su falta de ella. Creo que de alguno lo tenemos más claro que de otros, y por ello creo que tendremos alguna traición, al tiempo.

Los Verdes tampoco se andan quietos con tonterías, pero en esta temporada se presentan de una forma confiada, sabiéndose poderosos con Vhagar en sus filas. Solamente tienen un problema, el Tridente está controlado por la Serpiente Marina, nueva Mano de la Reina, y por ello van a la Triarquía, única facción con la capacidad naval suficiente para plantar cara a la Corlys Velaryon y sus buques.

Sin embargo, el problema lo tienen en la figura del líder. Una Alicent desatada (todos sabemos que fantasea con Ser Criston, no hace falta elevar el tono de la serie) no sabe como controlar a sus hijos. Como buenos Targaryen, están un poco locos, pero lo de Aegon y Aemond es pasarse. Criston y Aemond son los únicos que parecen cuerdos, pero es porque pueden sacar su lado violento gracias al conflicto que hoy en ciernes. Las batallas, espadas y danzas de dragones son lo que los motiva a continuar, dándoles un propósito, cosa que con Aegon no funciona. Eso es lo que provoca la caída de Aegon, ya que se muestra evidente su falta de liderazgo y voluntad de gobernar.

Alicent buscará una salida al conflicto. Tarde, pero lo hará. En una jugada maestra, al principio de la temporada, Rhaenyra se ofrece a ello, pero Alicent todavía está ciega de poder. Visto que no puede controlar a Aemond, que su hijo Aegon está malherido después de la batalla contra Rhaenys (uno de los momentos televisivos del año), volverá a Rocadragón después de que su ex-amiga le hiciera una visita sorpresa a Desembarco del Rey.

Son ejemplos de tramas bien ejecutadas, que demuestran que la gente de HBO sabe de sobras hacer series de nivel. Luego tenemos tramas más secundarias, como la de los gemelos, del porqué Otto Hightower está preso en una mazmorra o del dragón que persigue Rhaena, para demostrar que sí que es válida como Jinete de Dragón. La ambientación es sobresaliente y la banda sonora que nos trae el bueno de Ramin Djawadi recupera temas pasados y mete algunos nuevos bastante potentes. La Casa del Dragón promete curvas muy interesantes la próxima temporada, pero parece que esta vez la fantasía se le va a llevar The Rings of Power, solamente el tiempo lo dirá.

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  1. Creo sinceramente que va a ver decepciones por aqui con el tema de la siguiente temporada. A pesar de dar a entender que todo serán batallas y luchas yo creo que se va a estancar de nuevo.

    No sé si comparto que el «romance» de raennyra y myseria sea inventado, en el libro se insinua, esto es juego de tronos….

    En el resto totalmente de acuerdo, creo que a pesar de uqe le faltó chicha, estamos ante una solvente temporada que como dices, demuestra que en hbo saben lo que se hacen, estoy deseando ver lo siguiente.

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About Javier GF

Editor en la Septimacaja. Ingeniero de profesión, deportista como afición. El espacio es una de mis mayores pasiones, entender como funciona el mundo es indispensable para poder cambiarlo. Devorador de series y agitador de aquellos que nos quieran colar pelis de SerieB como grandes estrenos.

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