El ocultismo y el misterio siempre ha sido un gran atractivo para el humano, lo desconocido siempre ha hecho de nosotros sentir curiosidad por quitar el velo a eso que nos es oculto. Si a eso le mezclas el morbillo que siempre ha tenido las concesiones ocultas de la Iglesia y te salen las dos películas previas de las adaptaciones de los libros de Dan Brown, ‘El Código da Vinci’ y ‘Ángeles y demonios’. Si bien la primera era de aprobado raspadillo, como película, la segunda lo bordó.
Desde el tráiler de Inferno comencé a sospechar que algo había que no cuadraba. Hacía tiempo que no me sentía tan perplejo como en los primeros veinte minutos de esta película. La historia de por sí ha bajado varios escalones a lo que nos tenían acostumbrados, desvelando lo importante y manteniendo demasiados giros argumentales, tantos que hacen a uno cansarse, no sabiendo cual va a ser el siguiente.
Parece como si se hubieran agotado las ideas del género. Es una película que ya se ha visto varias veces, pero peor manejada. Está claro que se debe respirar un aire de continuidad porque hay elementos inamovibles, como Robert Langdon, pero para hacer atractivo el género y que no se convierta en redundante hay que introducir una serie de elementos que renueven el género, para hacerlo más atractivo y hacerlo crecer.
En esto no es que peque esta película en concreto. Desde hace varios años, y ya lo he comentado desde hace tiempo, vivimos en la época del blockbuster, del palomitreo y de la espectacularidad visual. Para ello se ha dejado de lado lo que es el trabajo de guión y no se cuida tanto como lo anterior. Esto daría para muchos post, pero lo quería mencionar en ‘Inferno’ porque es el perfecto ejemplo de lo que acabo de mencionar.
Pasajes como Florencia, donde se visitará los diferentes recovecos del palacio, como si de Assassins Creed se tratara. La escena de Estambul, donde el momento del concierto mezclan lo clásico con lo moderno, un concierto de violines en unas catacumbas milenarias, visualmente espectacular, pero sin una línea argumental que le dé fuerza. La sociedad secreta que dirige Harry Sims (Irrfan Khan, que el pobre siempre hace de malo) podría haber dado mucho más juego del que da. En este punto también destacar a Bertrand Zobrist (Ben Foster), un actor que me encanta y que en este caso no se le saca todo el jugo que se le podría haber sacado. Desde una grandilocuencia al más puro estilo de Steve Jobs, las bases para su aportación en el filme no se sostienen.
Para la cantidad de actores buenos que aparecen en el reparto, se ha descuidado mucho su talento. El propósito que cumple Christoph Bouchard (interpretado por Omar Sy) es tan infantil como ingenuo y poco novedoso. La relación de Sienna Brooks (Felicity Jones) con Bertrand Zobrist está metida con calzador, y el giro argumental que supone no aporta nada de nada, ya que se prevé. Una pena mencionar en este apartado a Hans Zimmer, ya que las notas compuestas para ‘Ángeles y demonios’ fueron una auténtica maravilla. En este caso, su nivel cuadra con el de la película, un aprobado baráto.
Inferno
pasará como una película en la que se ha buscado más la recaudación (sin duda ha triunfado en taquilla) que por aportar algo, como lo fueron sus predecesoras. Si se ha buscado dar algo de continuidad al género desde mi punto de vista es un fracaso. Es una pena, ya que los elementos están allí. Sólo falta que alguien le dedique tiempo y esfuerzo para poder volver a deleitarnos con maravillosas historias que saborear.
Inferno: por Javier GF https://t.co/V53B3Fqzk9
No he visto las dos anteriores que citas, con que te podrás imaginar el interés que has despertado en mi ahora mismo. Es cierto que Hollywood se está acostumbrando a mucha espectacularidad y poco guión, creo que los proyectos se definen con poco tiempo y además los estadistas no dejan a los directores y guionistas innovar. Me has dado ganas de verla con lo que dices de Estambul y Florencia pero tendría que ponerme al día con las anteriores y la verdad es que no sé si tengo ganas…
En este sentido no respira aires de continuidad, sino es mas bien una pelicula independiente de las otras. En sí, todas son independientes. Robert Langdon es como una especie de Jack Ryan para las novelas de Tom Clancy, siendo el mismo personaje, para historias muy diferentes.