Después de los éxitos de que supusieron ‘Mi Vecino Totoro’ o ‘La Tumba de las Luciérnagas’, en 1989 Hayao Miyazaki se lanzaría a dirigir y producir en solitario Majo no Takkyūbin (魔女の宅急便). El primer problema que presenta esto es el nombre. Si bien literalmente Majo no Takkyūbin significa El servicio de correos de la bruja, la traducción al castellano tuvo varias interpretaciones. En Latinoamérica se la conoció bajo el título de Kiki: Entregas a domicilio (salvo en Argentina, donde es conocida como El delivery de Kiki) y en España como ‘Nicky, la aprendiz de bruja’. A partir de ahora me niego a seguir la traducción española y será ‘Kiki, la aprendiz de bruja’.

En esta interesante historia, Hayao Miyazaki pretende mostrar la transición que una niña llamada Kiki vive de la infancia a la vida adulta. Esta niña viene de una familia de tradición de brujas. Y según sus tradiciones al cumplir los trece años deben de marcharse de casa de sus padres y buscar una ciudad donde sus servicios sean requeridos. Con el kit de bruja al completo (su gato negro Jiji y una escoba), Kiki emprende un viaje que la hará descubrirse a sí mismo y ver de que material está hecha. Esta obra de Miyazaki se basó en la novela infantil homónima de Eiko Kadono.

Kiki hará un vuelo coincidirá con otras brujas en su misma situación y llegará por fin a una ciudad en la que no conoce a nadie y va a tener que sacarse las castañas del fuego ella misma. Es interesante ya que refleja un punto que hoy en día sigue estando de moda, que es el contraste o choque cultural que hay entre la gente de campo y la gente de ciudad. Kiki ha llegado desde el campo con toda una lista de buenas intenciones, pero en la ciudad es una más y eso puede llegar a desesperar. Luchar por destacar lo tiene fácil ya que puede volar, pero necesita hacer algo que merezca la pena y la realice por dentro.

Miyazaki ha venido para arreglar el problema, ya que Kiki se va a unir a la larga lista de personajes femeninos con gran personalidad. A la vez dulce y de fácil afecto, en el momento en el que arrecian los problemas se ve a una Kiki con un fuerte carácter. Una Kiki que sería ejemplo de muchos jóvenes al mostrar una gran determinación y disciplina por conseguir lo que ella quiere. Como ejemplo final, ese momento de crisis en el que ha perdido los poderes y tiene que salvar a Tombo. Una muestra ante el mundo de que el bien, si se lucha por él, siempre vence. Y este es el detalle de Ghibli que a mi me tiene ganado.

Es cierto que el pelotazo de Ghibli fue el año anterior, especialmente con la recepción de ‘Mi Vecino Totoro’, y eso puede que restara algo de impacto a esta película. En aspecto visual, la película de Kiki mejora a Totoro, pero le hace falta ese carisma con los personajes que tiene Totoro para que acabara de despegar. Es cierto que Kiki es un personaje interesante y que se le ve un cierto desarrollo a lo largo de la película, pero los secundarios no la acompañan apropiadamente. Tombo no pasa de amigo, de Jiji desconocemos si volverá a hablar con Kiki y la pareja de la panadería tiene un trato muy superficial y con muy poco desarrollo.

Aun así la película es muy disfrutable y tiene ese punto tan característico de Ghibli, que hace muy entrañable a la película. La calidad de la animación y el concepto están muy bien conseguido. Es interesante ver la visión que se tenía de una ciudad costera europea de los años ‘60. El último aspecto al que quiero hacer referencia es a la banda sonora de Joe Hisachi. Un tema precioso para Kiki, aunque para mi gusto le faló algún otro, puede que por que no hubiera un personaje que gran carisma además de nuestra bruja. Siguiendo la estela del estudio, y sin llegar al estado de quasi-perfección de sus antecesoras, ‘Kiky, la aprendiz de bruja’ es una película que hará pasar un buen rato a la familia y a los niños.

Dirección

Guion

Personajes

Animación

Banda Sonora

Puntuación

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