Hay veces que una película es muy necesaria «No mires arriba» lo era en este momento. La pandemia ha sacado lo mejor y lo peor de muchas personas y es bueno hacer el ejercicio de parar, analizar nuestros errores y aprender de ellos. Con todos estos ingredientes aparece Adam Mckay y hace un ejercicio que creo que el banner define muy bien «Basado en hecho posibles» por rídiculo que parezca todo lo que estáis viendo, esto podría pasar. Y aunque a momentos parece que no, podría…
En No Mires arriba, encontraremos la historia de dos astrónomos que descubren un asteroide que impactará contra la tierra en 6 meses. Por su tamaño y velocidad no se estima que hubiese probabilidad de supervivencia alguna. Y aquí empieza la película, avisar a la humanidad para que se salve de este catastrófico destino. Pero la humanidad está demasiado entretenida en su día a día como para creer a dos ratas de laboratorio. En seguida empezarán a nacer movimientos a favor y en contra de parar a la roca. ¿seremos capaces los seres humanos de remar todos en la misma dirección? creo que todos sabemos la respuesta.
El ejercicio es lo que tanto nos ha gustado a todos. En esta pandemia hemos visto como, a pesar de toda la ciencia e información que tenemos a nuestro alcance, la manipulación de las masas es igual de sencilla. Generar posturas a favor en contra de hechos demostrables es algo que hemos visto. En la sociedad de la información es muy fácil generar desinformación y eso es lo más terrorífico de «No mires Arriba» Es muy bueno además, cómo te invade la rabia de ver que todo va mal y no hay manera de cambiarlo, la misma sensación que cuando vemos las noticias.
La película va de menos a más. Se ve muy bien cómo somos las personas, si tenemos tiempo para tomar medidas no hacemos nada. Sería el equivalente a en «Septiembre empiezo a estudiar». Pero el tiempo sigue pasando y no se hace nada, la cosa va de mal en peor. Al final a correr y a poner medidas sin tiempo. Es un claro análisis de cómo somos con todo, recuerdo que el libro «Lo que Sócrates diría a Woody Allen» había un capítulo dedicado a esto que os recomiendo encarecidamente. Lo interesante de la película es esa jugada que vemos tanto hoy día, cuando no se sabe cómo resolver algo, se utiliza la opinión pública, una de las peores armas del Siglo XXI. Como ya vimos en el capítulo del cerdo de Black Mirror, lo importante no es hacer sino lo que piense la mayoría de la gente, en esta película se manipula esa opinión pública para ocultar un problema, una buena manera de no recibir palos hasta que se los podamos pegar a otro.
Cuando la película ya ha terminado de criticar lo vano de nuestra opiniones, saca a la luz otro de los temas clave. La avaricia del ser humano. Quien tiene siempre quiere más y el coste de ello es lo de menos. Conseguir beneficios a costa de los demás, sin importar las consecuencias, lo único importante es de nuevo que la opinión pública lo avale, algo que de nuevo, no resulta complicado. A la incapacidad de los políticos se suma la avaricia de los capaces, otro cóctel muy peligroso para el ser humano. Esto lo veremos a través de Mark Rylance, que de nuevo demuestra porqué es el favorito de Spielberg. Qué bien está en su papel de magnate rarito.
Una de las pocas cosas que se le ha criticado a esta película es su duración. Yo más que a la duración atacaría al ritmo. Tiene un ritmo muy intenso al principio y bien es verdad que lo pierde en sus últimos 30 min, motivo por el que creo que a la gente le sobra un rato de cinta. A mi no me ha parecido larga, pero reconozco que en los últimos momentos me pesó esa bajada de ritmo. Lo bueno es que remata muy bien la historia sacándonos unas buenas risas.
El reparto es otro elemento interesante. Leonardo Dicaprio y Jennifer Lawrence son dos genios de la interpretación, para mi gusto no hay química alguna entre ellos, no resulta flagrante pero seguro que la película funcionaría mejor con dos actores que encajasen mejor. En su lado Jona Hill y Meryl Streep muy divertidos, tienen un peso brutal en la película y se hacen buen cargo de él. Además entre ellos sí que funciona la historia a la perfección y vuelan. Y por supuesto brilla Mark Rylance, que ya lo he mencionado antes.
Es una película que te hace sentir muchas cosas, rabia, risa y desesperación y además funciona muy bien para hacernos reflexionar. Creo que es una película que viene a hacer crítica en un momento muy adecuado, sirve para reírse y para pensar. No creo que haga falta decirlo, pero por si acaso, no perdáis esta oportunidad que nos brinda Netflix, no creo que nadie se arrepienta de verla.
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