Todos sabemos ya, que no es necesario ir al cine para ver un estreno. Netflix lleva a las pantallas de nuestras casas películas de presupuesto, con actores conocidos y medios suficientes. En Cannes esto no lo han visto bien como ya manifestó Almodóvar junto con otros directores. Pero este post no es sobre cómo las nuevas tecnologías están cambiando el cine, este post habla de Okja, una película que le ha costado a Netflix 44 millones de dólares y que ya podemos ver haciendo clic desde el mando de nuestra tele.
Okja es un cerdo, fruto de una campaña de marketing de Mirando,una empresa alimenticia que busca hacer ver al mundo que sus supercerdos alterados genéticamente para dar más carne, son tan naturales y ecológicos como cualquier otro animal. Para ello han repartido 26 supercerdos por el mundo para que sean criados en granjas. Aquí entra Mija, nieta de un granjero coreano que vive en el más interno campo de Corea. El trato era que los granjeros cuidarían de Okja durante 10 años y pasado este tiempo devolverían al cerdo a Mirando. Cuando el tiempo expira, Mija se revela contra Mirando y lucha para salvar a su cerdo del destino que sufre su especie para llegar a nuestros platos.
Ya llevaba tiempo leyendo sobre esta película. He leído que se trataba de una crítica al sector alimentario, que lucha por los derechos de los animales al mostrar la crueldad del ser humano. Esperaba, por todos estos comentarios, encontrarme una película dura en la que veríamos la cara más oscura sobre trato animal. Pero para nada, la película no muestra más maldades que la de un matadero normal y corriente. La falta de valentía por mostrar crudeza y su final cobarde, hacen que esta película no sea lo que pretende y se quede en una película más sobre la búsqueda de dos amigas que tienen que luchar contra una gran corporación.
Como comento, aunque intenten venderla como crítica, la gran mayoría de metraje tiene que ver con la persecución de Mija a Okja por todo el mundo, una travesía en la que conocerá a defensores de animales, a empresarios «despiadados» y un mundo moderno que está muy lejos de ser su pequeña choza en lo alto de una montaña en Corea. La película tiene persecuciones, tiene espionaje, un poco de humor y tiene un buen reparto como, Tilda Swilton y Paul Dano, que me han parecido lo mejor de la película. La una como empresaria loca que quiere levantar su imperio, el otro como líder del movimiento de defensa a los animales. Tras la estela de esos dos tenemos a Lilly Colins, Jake Gyllenhall que se ríe de si mismo o Giarcarlo Espósito, de nuevo en su papel de malo. Con todos esos elementos nos encontramos una aventurilla que empieza en Seúl y acaba en Nueva York, entretenida pero nada más.
Una de las cosas que leí sobre esta película era que su director Bong Joon-ho, se alegraba de que Netflix no hubiese metido mano en el guión de Darius Khondji, respetando a ambos su creatividad para hacer la película. Quizás no les habría venido mal un retoque porque aunque entretenida, a esta película le falta cuerpo.
Cuando empecé a verla me arrepentí, no sabía si tenía estómago para ver maltrato animal. Pero la película no tiene que ver con eso. Es una aventurilla mona con hipopótamo un poco feo y una niña que como granjera, no tiene mucho futuro. No me ha parecido imprescindible, que es como se la está vendiendo.
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