El otro día, navengando por Tumblr me encontré esta simpática imagen que indicaba en qué región de Reino Unido ocurren las historias de todas las series que conocemos (que ocurran allí). Es fascinante ubicar series como Poldark, Outlander, Downton abbey u orgullo y prejuicio en el mapa. Además localizan dentro de la ciudad de Londres dónde están otras tantas.
Es curioso como tras echar un ojo al mapa y buscar cuántas de las que aparecen en el mapa conozco (para mi sorpresa poquísimas) lo primero que me invade es envidia. Envidia de ver que hacer algo parecido con el mapa de mi país no resultaría ni la mitad de emocionante.
¿Qué estamos haciendo mal? Da por casualidad que estoy leyendo un libro que reflexiona mucho sobre la situación de España, Cartas Marruecas de José Cadaldo. Este libro está escrito a mediados del Siglo XVIII y una de sus cartas dice así «Uno de los defectos de la nación española, según el sentir de los demás europeos, es el orgullo.» cita No es ningún secreto que el español nunca ha presumido de los logros de su país cara al extranjero. Franceses, alemanes y sobretodo ingleses se pasan el día presumiendo de los logros de sus historia. Estamos aburridos de ver a sus personajes importantes contados en mil historias, mientras que parece que los nuestros no valen la pena. Miles de series y películas de mil tipos contando historias en esa Isla fría y sin sol alejada de la mano de Dios y nuestras series o son culebrones infumables o son comedias estúpidas. Nada recordable en el tiempo y memorable.
Pensaba por ejemplo en una película que se ha estrenado hace poco en España «1898 Los últimos de Filipinas» Es indiscutible que a primera vista parece que nos encontramos con una película de alta producción. Buen reparto, imágenes potentes, buenos colores, ¡¡9 nominaciones a los Goya!!. Mentiría si no dijese que he estado a punto de ir al cine a verla y entonces me llega al Whatsapp este vídeo.
Automáticamente entiendo la película en mi cabeza y sale de ella la idea de ir al cine. Otra vez lo hemos hecho, en vez de sacar pecho y hablar de alguien que se atrevió a enfrentarse a quien consideraba su enemigo aún sabiendo que no podía ganar, al más puro estilo «300» o «El álamo», hacemos una película tirando piedras contra nuestro propio tejado. No sólo no potenciamos la marca España fuera de nuestras fronteras sino que insultamos a nuestra historia cara al mundo entero. Así difícilmente conseguiremos que alguien quiera mirar un mapa e interesarse por dónde pasaron las historias. Difícilmente seremos una referencia histórica y mucho menos cinematográfica. Porque ¿quién de fuera de España va a querer ver películas sobre un país que se avergüenza de sus héroes?
El cine es un arte y para hacer buenas películas tienes que demostrar que conectas con la gente. Una vez más el cine no ha conectado con la gente, está claro que seguimos necesitando cambiar a alguno de nuestros cineastas.
Ojalá lleguen a lo alto del cine gente como la que lleva el ministerio del tiempo, gente que ha comprendido que sacar pecho de la historia de España nos une a los españoles, que vivan los tercios españoles, Velázquez y la armada invencible. El ministerio del tiempo no ha sido un éxito por poner viajes en el tiempo, lo ha sido por decir en cada capítulo España es grande y tenemos que defenderla. Qué emocionante fue ver salir a Spínola a parar a los nazis como si de basura se tratase. Ver luchar al Cid por España. Qué grande el ministerio del tiempo y la idea de defender nuestra historia.
Si esa idea calase entre nuestros cineastas saldrían mejores películas y además puede que hiciesen mapas como el que muestro al principio. Porque lo que siempre ha unido al ser humano es el orgullo, no el desprecio. Pero parece que a nuestro cine le sigue sobrando desprecio y faltando orgullo. La reina de España se ha dado un tortazo en taquilla espectacular, le deseo lo mismo a lo últimos de Filipinas, quiero orgullo no odio.
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