Pues bien, uno de los post más difíciles de mi larga trayectoria como bloguero. Sé además que llego un poco tarde para escribirlo, pero como hizo Clay con los Cassettes yo no he hecho maratón de capítulos, la he disfrutado poco a poco pero no quiero dejar de escribir de uno de los mejores productos del año. Por 13 Razones, una serie que ofrece al mundo una realidad durísima a la que tenemos que encontrar remedio el Bullying.
Por 13 Razones nos cuenta la historia de Hanna Baker, una adolescente que tras sufrir un larga lista «ataques» en su instituto decide quitarse la vida y mandar un mensaje a sus verdugos en forma de Cassette. Cada cara de un cassette cuenta la culpa de unos de sus compañeros hasta cerrar el círculo que marcó su final. Desde quitadas de novios a accidentes de tráfico… Muchas cosas le pasaron a Hanna aunque nada, justifica un suicidio.
Esta serie tiene un problema y es que su mensaje es para adultos pero su forma es para adolescentes. Creo que pocas veces hemos visto reflejado tan bien la insatisfacción adolescente en pantalla, cómo valoran las cosas, cómo se sienten vacíos y cómo no saben medir la gravedad de las cosas. Ayuda muchísimo a comprender la importancia que tiene para un adolescente cosas que a nosotros nos parecerían pequeñas. Pero así como su mensaje es muy fuerte y potente, toda la trama es infantil (como sus protagonistas) todo son amores y peleas de instituto y el resultado haría que cualquier padre que se precie no pasase del segundo capítulo.
Me consta que todos los adolescentes del momento la han visto y se han visto seducidos por la estética de la serie. Un chico con problemas sociales, que tiene que escuchar con un ochentero walkman 7 Cassettes, con sus estilísimos cascos Beats yendo de un sitio a otro con su bici. Todos sus compañeros se miran por las esquinas recelosos de cómo está recibiendo los mensajes de la difunta. Toda una atmosfera digna de aplaudir a modo de orquestación pero que tiene un problema, su base es un suicidio.
Debería ser un ejercicio para esos adolescentes tratar de imaginar cómo se viviría en realidad un suceso así.
Debería ser un ejercicio para esos adolescentes tratar de imaginar cómo se viviría en realidad un suceso así. Seguramente las cintas habrían salido a la luz en el primer momento, o alguno de los implicados habría intentado deshacerse de ellas. Nadie habría guardado el secreto como se guarda en la serie y por lo tanto toda la poesía que se monta es tramposa, como todo en el cine. Pero después de una película (o serie en este caso) pocas veces nos hacemos la pregunta de ¿cómo sería esto en la vida real? y por eso esta serie, que en ningún momento busca engrandecer el suicidio sino ofrecer herramientas para combatirlo, ofrece también una poesía que para su público puede resultar confusa.
No soy de los que piensa que esta serie pueda empujar a nadie al suicidio, pero espero también no leer nunca en prensa que algún pobre estudiante, ha intendado repetir lo que Hanna hizo con sus cassettes. Porque hay que pensar que tras cada palabra que dice Hanna en sus cintas hay 3 guionistas que han tachado y reescrito sus frases 10 veces. Que en cada capítulo, el protagonista de la cinta parece un desconocido del que no se sabe nada de su secreto, pero en realidad 10 personas han escuchado ya el final de la historia. Lo que quiero decir es que la serie funciona como no funcionaría nunca en la realidad porque la construcción de la serie es impecable y la información va llegando capítulo a capítulo y sólo al final encajan. Teniendo que reconocer que el trabajo de los guionistas es muy bueno y por eso esta serie ha llegado tan lejos.
Por tanto, cómo no va a haber triunfado esta serie. Su construcción es perfecta de arriba a abajo, tiene intriga, ofrece misterio y todo encaja al final. Es un rompecabezas que encaja todas sus piezas, algo que por desgracia ocurre en muy pocos productos. Su estética es mejor todavía; niños que no han visto un cassette en su vida u otros que sí, tenemos ganas de empeorar nuestra experiencia musical y recuperar el viejo Walkmann. Quién no ha tenido ganas de comprase unos Beats viéndola… Y su mayor éxito, comprender la mentalidad adolescente, esa sensación de que todo está mal cuando en realidad todos somos afortunados de tener lo que tenemos y del mundo que nos ha tocado. Engrandecer sucesos que no tienen tanta importancia hasta quitarse la vida.
No es una serie para estómagos sensibles y hay dos o tres capítulos intermedios que son muy malos, pero creo que es una serie que vale la pena ver porque por encima de todo, habla de algo que pasa en el mundo a lo que es difícil dar respuesta y que merece la pena pensar porque es un problema real y nunca lo habíamos visto como nos lo muestra esta serie.
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