Al fin he encontrado un momentillo para comentar lo que sin duda, a los ojos de este servidor, ha sido la mejor ficción española que he visto en años. El Ministerio del Tiempo llega al final de su primera temporada convirtiéndose en un fenómeno tanto televisivo como tuitero sin precedentes. A las pruebas me remito, los últimos capítulos han competido en paralelo con otros shows y concursos de más trayectoria televisiva, y siempre ha ido por la delantera a nivel de TT. Ha habido algún que otro combate dialéctico digno. Pero, ¿Por qué ha triunfado tanto El Ministerio del Tiempo?

Son muchos los elementos que han hecho que este fenómeno sea viral. Quiero, una vez acabada la primera temporada, ver cada uno de ellos, en que triunfa y en que se han quedado a medias. Sí, hay elementos muy buenos, pero creo que de cara a la ya confirmada segunda temporada la serie puede dar un par de pasos adelante en ciertos aspectos que le harán ganar en profundidad tanto en la historia como en los personajes y subir, más si cabe, el alto listón que han puesto para las nuevas producciones que surgirán a partir de ahora.

La serie comienza de una manera brillante, es un coctel de ingredientes muy buenos que acaba con una mezcla exquisita, para mí, los primeros capítulos son de lo mejorcito de la temporada. Todos partimos de cero, como Julián, al que se ha utilizado como figura para meternos a todos en la historia y en el misterio del Ministerio. Todos nos hacemos las mis preguntas que el: ¿viajar por el tiempo?, ¿qué objetivo tiene el Ministerio?, etc. Y a partir de ahí pasamos a conocer a la tropa protagonista de las diferentes aventuras y situaciones con las que el Ministerio va a tener que lidiar para conseguir mantener su objetivo, que es el de la preservación de la memoria histórica de España. Amelia y Alonso, Alonso o Amelia. Puede que todos partamos con los ojos de Julián, pero yo personalmente tengo que declararme Alonsista, Nacho Fresneda me ha ganado para su causa con el lema “Por Santiago y por España”.  El sentido del humor que acompaña a la serie, evitando el chiste fácil, es digno de admirar, muy bien seleccionado los momentos.

Otro de los ingredientes que comentaba antes es el del reparto. A parte del trio de protagonistas, hay que destacar la labor de los otros funcionarios y los protagonistas que rodeaban cada capítulo. Al trio formado por Salvador Martí, Irene Larra y Ernesto Jiménez, pero no quisiera dejarme a ninguno de los extras, las críticas de Angustias, las ocurrencias de Velázquez (geniales sus momentos con Picasso), el breve pero intensísimo momento de Spínola, las adulaciones de Lope de Vega, el Lazarillo,… Muchos buenos personajes que han hecho engrandecer cada capítulo de la serie. Pero mención especial el momento de volver a la Corte de Castilla y visitar de nuevo a la Reina Isabel, casi me hace saltar la lagrimilla por volver tan poco a vivir los capítulos de la serie de Isabel.

Y dejo para el final lo que más ha llamado la atención a todos y lo que más ha enganchado, que es la historia. Como ya he dicho, el Ministerio se presenta con el punto de partida de conseguir que la historia no se vea alterada. ¿Cómo podría alterarse? En el primer minuto resuelve este dilema, las épocas precedentes descubren la posibilidad de viajar en el tiempo y aprovecharlo para sus diferentes causas (geniales los capítulos de Himmler, Lazarillo y el Empecinado). Pero a medida que van pasando los capítulos se puede comprobar como los a priori buenos no son tan buenos, y los que nos las pintaban de villanos tienen suficientes motivos como para que el espectador piense que igual no es tan malo como aparenta. Este es un acierto mayúsculo del guión diseñado por los hermanos Olivares (hasta siempre Pablo). En este sentido los únicos que permanecen vírgenes son el trio protagonista, en el que cada uno va tomando partido. Amelia y Julián (que acabarán casados, o liados de algún modo si Julián consigue salir de la FriendZone) son los cerebros y Alonso es el músculo de lo que puede acabar siendo una nueva rebelión contra el ministerio como la de Leiva, genial su figura, genial su capítulo, genial, genial, genial.

Esta rebelión toma forma gracias (o mejor dicho, a consecuencia) de las controvertidas reglas del uso de las puertas establecida por Salvador. La norma exige que no se puedan usar de forma particular por los funcionarios. Ahí dan en la tecla sensible, es muy difícil resistir la tentación de no poder salvar a un ser querido sabiendo que cada día tienes la oportunidad de hacerlo. Ese ha sido el dilema de cada uno de nuestros protagonistas de la Patrulla del Tiempo, como me gusta llamarles. Tanto es así, que como se puede ver en el último episodio, se van por la tangente a conseguir romper con las normas y tratar de salvar/acariciar (depende del caso) a sus seres queridos.

Así se cierra la primera temporada de El Ministerio del Tiempo, maravillosa serie, mejor producción. Pero entremos en lo que nos puede venir, ya comenté en mi anterior post que hay preguntas sin responder en el tema de las puertas. Como que todas no están catalogadas, así es como Lola se puede mover por el tiempo sin ser detectada, y como ya dije (y habrá discusión) es que las puertas van apareciendo, y eso a mí me va a gustar ver como lo explican, abierto a todo. La otra gran historia es la lucha entre ministerios. Una vez sabemos que hay Time Department en Estados Unidos, veremos alguna interacción más entre los dos departamentos (¿visitaremos Cuba?), puede ser otro filón importante. Pero después está también las luchas internas por el control del Ministerio, que va a pasar con Irene, la Patrulla del Tiempo parece que se divide (o se junta, según se mire), Salvador está claro que oculta más de un secreto, así que todo parece indicar que tendremos más de una y más de dos sorpresas en MdTSeason2. Brindemos.

A modo de semicrítica, lo que no me ha gustado, o mejor dicho, y es a título personal, es esa sensación de que la serie podría haber despegado mucho más de lo que ya ha hecho en los últimos capítulos. Para nada digo que sean malos, son espectaculares, pero me queda el regustillo de si no se podría haber aspirado a contar algo más de la historia, de si se han guardado algún as en la manga cuando vieron que la serie renovaba por una segunda temporada. En fin, es mi visión. Pero aun así, hay que destacar el meritazo que ha tenido el equipo productor, liderado por Javier Olivares y Marc Vigil, y su forma de traer a la audiencia este formato de serie de aventuras, que estaba un poco olvidado ya.

Equipo de Ministericos, no queda otra que esperar al Febrero para poder volver a gozar de esta historia que nos han regalado.

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