Me lo he pasado muy bien viendo esta película, tengo que reconocerlo. Probablemente menos bien que Chris Evans y The Rock, pero el disfrute que tengo en el cuerpo después de ver Red One es soberano. Se echaba en falta una película dedicada a estas fechas gamberra, que pudieran disfrutar los más pequeños y también los más mayores. Red One lo tiene es la película perfecta para poder pasar un rato en familia.
La historia cuenta cómo, el día 24 de diciembre por la tarde, Santa Claus (o san Nicolás) es secuestrado. Me ha encantado la forma en la que presentan a Laponia y la figura de Santa. Como si del presidente de Estados Unidos se tratase, Santa va por los centros comerciales, llevando la ilusión a los más pequeños, escoltado por su equipo de seguridad, liderados por Callum Drift (Dwayne Johnson). Todo transcurre sin problemas, y cuando faltan horas para el arranque del trineo en la lejana escandinavia, Papa Noel desaparece misteriosamente.
El equipo de seguridad de Papa Noel cuenta con la tecnología más avanzada del mundo, ya que nos presentan la ciudad donde viven como una especie de Wakanda, con su escudo y todo. El rastro de Santa lleva a Drift hasta Jack O’Malley (Chris Evans), un adulto algo inmaduro que ha sido incapaz de superar ciertos traumas juveniles, como el de la noche del 24 de Diciembre. Juntos van a vivir la aventura de recuperar a Santa Claus y devolver la ilusión a los millones de niños que están repartidos por todo el mundo.
Dentro del mundo que propone la película, hace de lo absurdo algo divertido. Y aunque el guion sea bastante previsible (es imposible no salvar la Navidad), da lugar para alguna sorpresa. Es el estilo donde The Rock se sabe mover mejor y al que de vez en cuando se deja caer Chris Evans para hacer el gamberro. Los dos lo bordan. Pero hay otros, como J.K. Simmons en el papel de Papa Noel, o Lucy Liu en el de Zoe, encargada de la Seguridad de la Navidad, que también están bien.
Aunque parezca que todo lo que propone es plano, sí hay un rinconcito en Red One para alguna trama que permite desarrollar a los dos personajes principales. Sobre todo es llamativa la historia de O’Malley, ya que su hiijo va a ser un invitado de a bordo para esta aventura. Descubrir la manera en la que se arregla su personaje a través de la redención que tiene con su hijo sirve para conectar esta película con el auténtico espíritu navideño. Siempre perdonar y mirar hacia adelante.
La escena que sirve como colofón final resume a la perfección lo que es esta película. Ilusión para toda la familia, no hay lugar para el rencor y toda reconciliación es posible. Ver a J.K. Simmons saltar de azotea en azotea al más puro estilo Assassins Creed te deja loco de risa. Si a eso lo acompañas una banda sonora, de Henry Jackman, bastante buena y unos efectos especiales muy elaborados, Red One está en serio peligro de convertirse en un clásico navideño al que volver cada año.
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