El estreno de ‘Spider-Man: Un nuevo universo’ fue un soplo de aire fresco a una franquicia que, honestamente, no necesita mucho para relanzarse. Spider-Man es con mucha probabilidad el héroe que más se ha llevado al cine y uno de los favoritos por el gran público en general. ¿Porqué? Por el tipo de superhéroe que es, porque es un niño contra gigantes, por su carisma y, principalmente, por su sentido del humor.
La otra ventaja con la que cuenta es que está dentro de una de las franquicias que más posibilidades ofrece. Si algo hay que reconocerle a Marvel es que ha dejado su sello en la historia del cine. La capacidad que tiene para contar historias es inagotable. El motivo es bien sencillo. El multiverso. Gracias al multiverso la versiones de Spider-Man, como bien demuestra esta película, son infinitas y no todas ellas han tenido el mismo guión, como nos demostraron con Miles en la precuela.
En ‘Spider-Man: Across the Spider-Verse’, Miles ya es un Spider-Man hecho y derecho, pero al que le cuesta todavía compaginar la vida social, académica y familiar con el crimen en las calles de New York. No es nada que ya hayamos visto y el primer acto de la película se hace un poco pesado. Aunque los problemas de Miles sean los suyos propios, ya los hemos vivido con diferentes Peter Parker’s. No obstante, son necesarios para ver el viaje personal de Miles e introducir al nuevo villano de la película (La Mancha).
Como ya vimos en la película anterior, esta versión de animación Miles Morales no es el único Siper-Man protagonista. Tenemos a Gwen Stacy, en su versión arácnida, y tendremos la oportunidad de explorar su pasado. Tanto el suyo como de otros Spider-Man que nos presenta la película. El Spiderverso es una dimensión temporal donde todas las versiones de Spider-Man están entrelazadas. Aquí es donde probablemente la película brille más, ya que da encaje a todas las versiones de Spider-Man conocidas, desde Tobey Maguire y Andrew Gardfield hasta las series de Netflix de dibujos.
Supongo que por temas de derechos, la parte de Tom Holland no ha podido ser incluida, pero el fan service (bien hecho) de esta película es brutal. La retahila de villanos es grande, y tendremos menciones del Lagarto, pasando por el Duende Verde y un protagonismo de un Buitre renacentista muy bien animado. Además, la colección de Spider-Man’s que aparecen satisface a todos los gustos. Me gustaría mencionar especialmente a uno de los protagonistas, por el antagonismo que representa el perfil de Spider-Man, que es el de Miguel O’Hara (Spider-Man del Universo 2099). Su historia es de las que cambian a los personajes y de un poco de contexto al reto que tienen por delante Miles Morales y compañía.
La magia de esta película está en el guion preparado por David Callaham. Aunque tibia y previsible al principio, cuando el Spider-verso se muestra, ya no hay marcha atrás y las acciones que van a emprender Miles, Gwen y compañía en contra de las decisiones de O’Hara van a provocar un plot twist muy interesante. Esta idea de que es mucho más importante mantener la realidad en tus manos que imaginar todas las demás. eso podría haber sido. Se trata de controlar tu propio destino más que ceder a una narrativa de heroísmo con guión. Y es muy poderoso.
La animación vuelve a estar a cargo de Sony y Marvel, y es tan disruptiva como la primera película. Diferente y atrevida, no se arruga en dar una vuelta de tuerca cada vez que lo necesita y permite desplegar, sobre todo la segunda parte, una gran cantidad de planos y recursos que hacen que la animación se vea muy fluida y espectacular. La banda sonora de Daniel Pemberton cumple, pero dónde radica la magia de la película en el aspecto audiovisual es en las canciones escogidas, siempre muy acordes a las vivencias del protagonista.
Las secuelas mediocres repiten lo que vino antes, sabiendo que los fans volverán por más de lo mismo. Las grandes secuelas se basan en lo que un pasado, enriqueciendo las tramas y preparando al espectador para lo que está por venir. Mi deseo es que no estemos en una era de éxito de taquilla sin finales, pero siento que «Across the Spider-Verse» gana su final abierto. No es solo una forma de garantizar que los espectadores vuelvan a pagar la entrada en la continuación. No es una amenaza terminar una historia incompleta. Es una promesa de continuar una que ya es muy gratificante.
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