Es díficil comenzar esta reseña ya que Suzume me ha dejado con sentimientos muy encontrados. Desde ‘El Tiempo Contigo’ o ‘Your Name’ tengo a Makoto Shinkai en el top de directores de anime para largometrajes y sigo muy atento sus nuevos lanzamientos. Sus películas plantean temas muy interesantes y permiten explorar temas como el amor, la familia y, en este caso, la mística del folclore japonés mezclado con el trauma intrínseco que existe en el país nipón por los terremotos y tsunamis. Un éxito desde que se estrenó en Japón en Noviembre del año pasado y que por fin llega a Europa.
El título os ‘Suzume no Tojimari’ que significa¡: Suzume, la selladora de puertas. La historia nace en la ciudad de Miyazaki, en la isla de Kyūshū, al sur de Japón. Suzume Iwato es una estudiante huérfana que vive con su tía. Un día al ir al colegio conoce a un extraño y apuesto joven que le pregunta sobre unas ruinas cercanas al pueblo. Una misteriosa cadena de terremotos, cada vez más potentes, se sucede y Suzume decide seguir a Sota a las ruinas que ella misma le ha indicado. Ahí encuentra una puerta que resulta ser el origen de esos accidentes naturales.
Suzume abre la puerta y eso lleva a que Sota y ella inicien un viaje juntos donde se forjará algo más allá de la amistad. La historia de esta película no es desconocida si uno es seguidor de la obra de Shinkai. Incluso la estética es muy reconocible. La presentación de ese mundo detrás de la puertas recuerda a los mismos meteoritos de ‘Your Name’. Una protagonsita que inicia el viaje que le llevara a luchar por su libertad, a madurar y a encontrar su propósito en la vida. Una perfecta analogía de como se han de cerrar las puertas del pasado para poder avanzar hacía el futuro.
La película se compone de dos actos. En el primero, una vez cerrada la primera puerta en Miyazaki, Suzume y Sota se dedican a perseguir a Daijin, que parece ser una extensión de esa maldad que surge de las puertas. Ese viaje lleva a Sota y a Suzume a viajar por todo Japón. La escena de la puerta de Tokio es de una belleza absolutamente pasmosa. La segunda es la que de verdad quiere contar Shinkai, donde los personajes, aún separados por todo lo natural, necesitan encontrarse para estar completos. Es una fórmula que ya ha repetido en anteriores ocasiones y en este caso vuelve a conseguir deleitarnos con un giro de guion sublime. Es curioso que el termómetro de esta película sea Daijin.
Me ha gustado ese acercamiento que ha tenido Shinkai a la mística japonesa y como intenta utilizar las leyendas y el folclore para explicar las catástrofes naturales a las que los japoneses se enfrentan de forma periódica. Que las personas no son los únicos que tienen sentimientos y los mismos dioses se quieren disfrutar de la vida terrenal. Los momentos en los que luchan por cerrar las puertas o cuando el mismo Sota se convierte en cerradura y Suzume va con Daijin y su compañero a luchar contra el gusano son puro disfrute de cine.
Queda esa sensación de que Shinkai intenta repetir secuencias o recetas para reeditar el éxito que fue ‘Your Name’ y no lo termina de conseguir. ‘Suzume’ me ha gustado mucho pero no llega a ese nivel tan excelso de su predecesora. No es la estética, no es la banda sonora o la misma animación, que están de diez. Creo que en este caso lo que le falla es el carisma de los personajes. La historia de Suzume y Sota, interesante y bella, me parece que no acaba de ser lo suficientemente sólida, algo le falta para acabar de ser redonda. La leyenda del hilo rojo, central en todas las historias de Shinkai, no acaba de despegar como en sus anteriores películas.
En el apartado de la animación, y más contando con la colaboración de CloverWorks y WIT Studio, la película de Shinkai vuelve a rozar la perfección. Funciona muy bien ya que el viaje de Suzume y Sota les va a llevar a viajar por todo el país nipón. Desde Miyazaki a Kobe, de Kobe a Tokio y luego hacia el norte. Es una oportunidad perfecta para dar a conocer el país. Se nota, y se agradece, que la película se adecue a la actualidad. Las redes sociales, las mascarillas del covid, los castillos feudales o los puentes modernos. Es una animación muy realista.
Tal y como Hayao Miyazaki tiene a Joe Hisaishi, Makoto Shinkai cuenta siempre en la banda sonora con el grupo Radwimps. Aunque siendo originario como un grupo de rock, Radwimps sabe perfectamente el tipo de banda sonora que funciona en este tipo de películas. Desde la tranquilidad de un pueblo pesquero a el cariño que se profesan los personajes, pero sobre todo el diseño de los temas que mezclan esa épica-mística, como las escenas de las puertas, especialmente en la de Tokio. La banda sonora es absolutamente espectacular y hace crecer a la película de forma muy convincente.
Sin ser la mejor película de Makoto Shinkai, ‘Suzume’ es cine en estado puro. Son muchas sus virtudes, y el gran éxito que ha tenido tanto en Japón como la aceptación que comienza a tener ya en el resto del mundo, muestra la realidad del anime. Es un género que ha llegado para quedarse. Una animación, que dentro de este mundo místico, se percibe como muy realista y que permite disfrutar de principio a fin. Llegar al nivel de ‘Your Name’ es muy difícil. ‘Suzume’ es el mejor intento de SHinkai hasta la fecha … y casi lo consigue.
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