Este post llega tardísimo, lo asumo. Mea culpa. Cada día que pasaba me carcomía el hecho de poder haber escrito nada, pero otros menesteres se adelantan, que le vamos a hacer. También reconozco que la vi tarde. No fui de aquellos insensatos que estaban cada semana viendo el capítulo y esperando otra semana para ver dos más. Me esperé hasta que se acabó y poderla verla del tirón. Y que gustazo poder haberlo hecho. Que grande que es su Majestad.
The Last Dance es un concepto que introdujo Phil Jackson en su último año en los Bulls. Una última obra de arte antes de dejar la dinastía en la leyenda. Esta serie nos viene a explicar la figura de Michael Jordan (de aquí en adelante su Majestad) y los hitos que marcaron su carrera en la NBA (y fuera de ella). Su Majestad puede ser considerada la primera figura icónica global para un deportista de élite. Es un quorum establecido que el fue el pionero de la globalización del deporte. Todos, mayores y pequeños, querían ser como MJ.
Y es que su Majestad tiene una carrera envidiable. Tanto el como figuras parecidas con documentales similares, como el de Kobe, te meten dentro de su cabeza, y a medida que van repasando su carrera te van contando el porqué de las decisiones de cada momento. ¿Se acuerdan? Si me acuerdo yo del hat-trick contra los marianistas en 3º de ESO, esta gente se va a acordar de cada canasta, cada codazo y cada jugada a lo largo de su carrera. Su Majestad destila el aroma de que está hecho de una pasta especial, con una mentalidad de acero que saca lo mejor de él en los momentos más críticos (la canasta a Cleveland, o las series que jugaron contra los Utah Jazz son unos ejemplos). Pero de todos los aspectos que nos cuentan, me quedo con la mentalidad competitiva que tienes. El equivalente español del ‘no hay huevos’ a los americanos les puede mucho, es un tema de orgullo. Cualquier cosa que le dijeras a su Majestad que no podría lograr se convertía en su único y principal objetivo.
Esa mentalidad del jugador sirve al equipo, y aquí es otro de los grandes puntos de ‘The Last Dance’, te van introduciendo en cada punto crítico que hizo de aquellos Chicago Bulls de los ‘90 uno de los mejores equipos de siempre. La presidencia, liderada por Jerry Reinsdorf que va apagando todos los fuegos posibles; el general manager, Jerry Krause, capaz de construir un equipo de leyenda y dinamitarlo por cuestión de egos; Phil Jackson, el entrenador con el que su Majestad alcanzó su cota máxima. Y por supuesto sus compañeros, que casi se cumple el dicho que merecen un capítulo aparte.
A lo largo de la carrera de su Majestad se ha visto rodeado de los grandes de complementos perfectos para su juego. Y para que haya una leyenda ha necesitado de enemigos grandes. La lista es interminable, pero si me tuviera que quedar con 5 nombres, estos serían: Scottie Pipen, Tony Kukoc, Dennis Rodman, Isiah Thomas y el duo letal de Utah, Stockton-Malone. A lo largo de la serie vamos a ir conociendo los detalles, las jugadas contadas por los mismos protagonistas. Es un lujo poder revivir estos momentos. Y además el tío tiene estilo, whisky y puro. El más grande.
Durante ‘The Last Dance’ su Majestad nos va llevar en volandas por todos los sucesos más relevantes de su carrera. El instituto, el draft, sus años de rookie y sophomore en los Bulls. Sus rifi-rafes con la prensa y lo que eso supuso para su carrera. Su relación con su padre. Los juegos de Barcelona ’92 y de la polémica con Kukoc. Ese triple a última hora que no tira Pippen. De como Space Jam se cuela en el momento idóneo y como se prepara MJ para su esperada vuelta. La leyenda de alguien que no había conseguido un triplete, sino dos. Momentos para repetir mil y una vez.
Realmente la cantidad de horas que se han filmado de este documental son increíbles. Sería una pasada poder tener acceso a todo el material que no nos han podido enseñar. Aún así, es lo suficiente como para hacernos a la idea de la leyenda de su Majestad. Y eso es un tema que he discutido con mucha gente. A mí, que soy un seguidor de la NBA desde hace años, me ha servido para encumbrar más todavía al personaje. Podría haber salido muy mal, pero ha salido muy bien. Y eso que se dan circunstancias absolutamente inconcebibles para un vestuario del siglo XXI (ver el documental para comentar). No exento de polémica, su Majestad se mete a explicar todas las polémicas a lo largo de su carrera, que gustazo.
Y lo digo porque ahora mismo, salvo alguna excepción, todos los deportistas parecen sacados del mismo corte. No pueden decir esto, no hacen aquello porque en Twitter dirían no sé qué, etc. Me faltan más deportistas con la personalidad de MJ, capaz de decir lo que piensa en cada momento sin importar las consecuencias, aunque ello le granjee enemigos. Su carrera es suya y nada más que suya. Larga vida a su Majestad.
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