Uno de los errores que más cometemos en el mundo de hoy en día, es juzgar el pasado como si las personas que lo vivieron hubiesen tenido nuestras oportunidades y nuestro conocimiento. Es una idea que he pensado mucho y contra la que he combatido mil veces y aún así, he sido víctima de mi propio ego viendo con total rabia cómo dos personas adultas casi perdieron a su hija por no estar preparadas para enfrentarse a un hombre con mucha cara y con una capacidad de manipulación que roza lo exagerado.
«En un amigo de la familia» conoceremos la historia real de la familia Broberg que fue seducida y violada por Robert ‘B’ Berchtold. ‘B’ como le llaman en toda la serie secuestró a su hija de 12 años en dos ocasiones y se aprovechó de ella de una forma vil. Bob y May Anne Broberg cometieron el error de darle su confianza hasta el punto de hacer cosas que no serán capaces de entender y que miradas desde fuera despiertan el error que más cometemos los seres humanos, el de juzgar a los demás.
«Una amigo de la familia» es una serie de terror, que nos relata cómo dos personas buenas y muy inocentes permitieron a un espabilado vejar a su hija y a ellos mismos. Como espectador les chillas en más de una ocasión y dan ganas de tirar el mando contra la pared y dejar de sufrir por una familia que parece que quiere su sufrimiento. Pero para nada es el caso. Hablamos de gente sencilla, de un pueblo de EEUU que no sabe lo que significa la palabra Pedófilo. Hablamos de dos personas buenas, que confiaron en alguien que cumplía todos los requisitos para no ser mala. ¿Quién en su sano juicio pensaría que alguien que ha sido su amigo, tiene intenciones ocultas con una niña de 12 años?
Pero es que para ver esta serie tenemos que ponernos en otro contexto. No sólo la familia Broberg no estaba preparada para tipos como Robert ‘B’ Berchtold, EEUU no lo estaba. Hablamos de los EEUU de los años 70. Series como Mindhunter o «Extremadamente cruel, malvado y perverso» nos enseñan que hubo un impas entre los delincuentes y la policía. El largo período de paz, con el acceso a la movilidad que dio el automóvil dio paso a miles de historias que la gente corriente no quería creer que fuesen posibles. Esa inocencia la tenían las instituciones, que veían con asombro cómo gente malvada no pagaba por sus crímenes, porque no creían que fuese posible. ¿Quién cometería delitos teniendo una vida tan cómoda? Pero como siempre, apareceieron los cara duras, porque ser malo era muy fácil en aquella época. Robert ‘B’ Berchtold no mataba, pero era un depredador sexual que campaba a sus anchas, nadie le paró los pies porque ni sus víctimas ni la policía de entonces estaba preparada para lo que estaba haciendo. No se sabía actuar contra gente así.
Es la propia Jan Broberg quien ahora nos cuenta sus historia. en el año 2001 escribió una novela «inocencia robada» en el 200 contando su experiencia, ahora tiene una fundación que ayuda a niñas que pasan por lo mismo que pasó ella. Y cuenta con más de 50 papeles a sus espaldas. Fue en el 2017 cuando su historia saltó a la pantalla con el documental que tiene Netflix «Abducted in Plain Sight» y ahora con la serie en la que participa directamente y de la que estoy hablando y que de elegir algun formato para conocer esta historia, recomiendo.
La serie, como he dicho antes, es una serie de terror. No da al espectador ni un ápice de satisfacción, es un sufrimiento tras otro. No sé si recomendarla o por el contrario ahorraros el disgusto. Debo confesar que la he devorado porque necesitaba saber cómo terminaba. Pero creo que la mejor manera de entenderla no es juzgando a sus protagonistas sino entendiéndoles. En palabras de la propia Jan, esta es una historia de dos personas buenas, habla del perdón y del amor aunque viendo la serie nos quedemos con su villano. No nos cuentan eso, no están hablando de ellos, de lo que pasaron y de cómo tuvieron la fortaleza de vivirlo juntos. Me ha costado verlo, pero debo decir que es cierto.
A la serie hay que reconocerle además el papelón que hacen todos sus protagonistas. Anna Pakin y el hijo de Tom Hanks Colin, están sensacionales. A Mckenna Grace ya la conocemos y no es una sorpresa que brille en pantalla. Pero a quien no conocíamos y se sale es a Jake Lacy, que cambia sus caras de rabia a sonrisa con la velocidad pasmosa. Se sale con su sonrisa de pillo.
No es una serie para disfrutar, es una serie para sufrir y para pensar. Para mi gusto le falta un décimo capítulo para profundizar más en el después, para darnos un respiro después de todo el sufrimiento, pero no lo hay. 9 capítulos de agonía en incomprensión que sabemos que tuvieron un final feliz porque nos lo cuenta su protagonista no porque así lo sintamos. Si os pica la curiosidad, está en SkyShowTime.
Puntúa el post
(No Ratings Yet)
Cargando...
