Mi opinión sobre las películas desconocidas de las plataformas digitales es en general bastante mala. Aún contando con actores de renombre, algunos de ellos ya entrado en años, habitualmente los títulos desconocidos suelen llevar a siestas más placenteras que al puro goce audiovisual. Pero amigos, esto tiene truco, ya que de vez en cuando suelen aparecer joyas escondidas que hacen desaparecer las ganas de acurrucarse en el sofá y permanecer atento a todo lo que pasa, ya que es puro disfrute.
‘Un viaje de 10 metros’ tiene eso. No es una película que se pueda explicar (lo intentaré en la mejor de mis capacidades), pero es que tengo la sensación que echaría para atrás cuando se conocieran los elementos que la componen. Es decir, si te dijera que la película trata sobre una familia de cocineros hindúes que se ven obligados a emigrar a Europa en una historia que aúna una mezcla entre el cine casi independiente y Bollywood, probablemente nunca le dieras la oportunidad.
Así que lo probaré de otro modo. Dirigida por Lasse Hallström, las estrella sin duda de esta película, aunque en un papel secundario, es Helen Mirren, aunque está bien rodeada por Om Puri, leyenda del cine indio y de otros diamantes por pulir como Manish Dayal como Hassan o Charlotte Le Bon como Marguerite. Pero lo mejor no se ve, ya que está producida por Steven Spielberg y Oprah Winfrey. No me quiero adelantar, pero la mano de Spielberg se nota de una manera en la que la película sirve como un menú degustación, que va sirviendo actos para una experiencia deliciosa que se va experimentando en el paladar poco a poco.
Vamos con el argumento. Helen Mirren interpreta a Madame Mallory, propietaria de Le Saule Pleurer (El sauce llorón), un elegante y caro restaurante francés ganador de una prestigiosa estrella Michelin. Pero una estrella no es suficiente para la para ella. Mallory exige la perfección para conseguir su sueño de otra estrella Michelin. Este restaurante, situado en un pequeño pueblo francés, ve interrumpida su pequeña paz cuando llegan al pueblo los Kadam, una familia india que ha tenido que irse del país por motivos políticos. Om Puri, que interpreta al cabeza de familia, decide quedarse en el pueblo ya que el coche que les llevaba sufre una avería que él interpreta como una señal de que han de permanecer en ese pueblo.
El lugar escogido es una casa en ruinas, que ellos se encargarán de renovar y convertir en un restaurante indio, siguiendo las recetas de la madre de la familia Kadam, una experta cocinera. Esto convierte la película en una agradable interacción entre Helen Mirren y Om Puri como dueños de restaurantes que luchan uno frente al otro en la calle. Ver a estos actores veteranos rebajarse para sabotearse entre sí proporciona una fuente constante de risas. Ella es toda ángulos agudos, miradas penetrantes y bromas mordaces; Papa Kadam es todo jovialidad, explosiones de carácter y optimismo afectuoso.
Uno de los aspectos que más rompe con lo habitual es la actitud del padre de la familia Kadam. No importa que uno de los restaurantes más famosos de toda Francia esté justo enfrente del edificio vacío que alquila. No importa que estén en una zona insular del país donde los residentes probablemente ni siquiera sepan qué es la cocina india y mucho menos les guste, como señalan sus hijos. Tiene fe en su comida y en su hijo, Hassan (Manish Dayal), un joven y brillante chef. Esto aporta un aire fresco que hace un pelín diferente a la película.
Aunque ‘Un viaje de 10 metros’ propone algo más, ya que tiene ciertos personajes que no van a entrar en esta pelea. Así como Papa Kadam y la señora Mallory entabla una brillante rivalidad, Hassan disfruta aprenderá de la cocina francesa gracias a Marguerite, en una relación en la que se ven encantadores juntos y comparten una química ligera y agradable. Los hermanos de Hassan, tiene 4, también aportan ese punto fresco y cómico, sin caer en la tópicos, que hacen esta película completamente abierta a toda la familia.
El guión de Steven Wright me ha parecido brillante pero algo previsible quizás. Hay mensajes como los de que la comida inspira recuerdos que pueden que sean más titulares que de fondo. Aunque si que me ha gustado mucho la evolución de Hassan y el mensaje final que deja la película. El salto de Hassan a París no implica que uno para cumplir su sueño tenga que dejarlo todo atrás. Es clave estar rodeado de tus seres queridos para ser feliz, y uno puede ser feliz tanto en un pueblo rural como en la gran ciudad. La historia de ‘redención’ personal de Hassan me ha gustado mucho.
Pero a pesar de estar bellamente elaborada, bien interpretada e incluso lo suficientemente divertida, ‘Un viaje de 10 metros’ también es algo convencional y predecible. Y para una película que trata de abrir los sentidos y probar sabores picantes y exóticos, este drama cómico tira de lo seguro y se nota que se arriesga poco. Por todo lo demás, notable alto: tanto los platos franceses como los indios, así como el entorno rural francés perfectamente captado por el director de fotografía Linus Sandgren, que enseña el campo francés en sus cuatro estaciones. Esta dulce y agradable combinación merece mucho la pena.
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