Como diría el Capitán James T. Kirk: ‘el espacio, la última frontera’. La mezcla entre admiración, misterio, respeto y fascinación ante lo desconocido siempre ha cautivado. Esa curiosidad por los secretos escondidos en el universo tiene calado en la gente. El ser humano siempre ha intentado buscar respuestas ante las preguntas complejas. Entender el Universo que nos rodea puede que sea la pregunta definitiva. Cada vez estamos mejor capacitados para dar respuesta a estas preguntas y hay que dar gracias de ser coetáneos de una era en la que los descubrimientos en este campo están siendo exponenciales.
Pero, ¿está todo el mundo capacitado para entender estos misterios? La respuesta podría ser no, pero la curiosidad inerte de las personas siempre estará ahí. Basta con ver los éxitos recientes de películas que intentan explicar estos misterios. Películas científicamente muy asesoradas. Unos ejemplos reciente podría ser ‘Interstellar’ o ‘Gravity’. Pero en el pasado hemos tenido otras que también son oro puro, como el caso de ‘2001 Odisea en el Espacio’ o ‘Apollo 13’. El universo es un sitio maravilloso a la vez que terrible y cargado de secretos. El viaje que nos propone hacer Brian Cox, conocido profesor y divulgador científico, a través de esta miniserie de 5 capítulos deja boquiabierto.
A lo largo de 5 capítulos va a intentar dar explicación a temas complejos, de una forma amena y cercana, fácil de entender. Temas de los que hablar hay muchos y muy variados. La selección que se hace, y que en seguida comentaré me parece muy acertada ya que da respuesta a dos tipos de preguntas. Unas de más actualidad, como la búsqueda de exoplanetas, desgranar los secretos de nuestro Sol y como nos afecta a nuestro entorno. Otras han sido más complicadas, como explicar el origen de la Vía Láctea, la física detrás de los agujeros negros o si hubo un antes del Big Bang.
En mi caso personal, esta miniserie que está disponible en Movistar+ ha resultado un viaje apasionante. Tener un máster de astronomía y astrofísica ayuda a ver las cosas con un poco más de criterio científico, y, después de ver la serie, solamente tengo palabras de agradecimiento al equipo de la BBC encargado de recrear una temática tan potente y adaptarla para un visionado en la que puedan hacer partícipes a todos. Nadie se queda fuera. Hay que dar respuestas e intentar explicar lo complejo con palabras llanas. La mezcla de términos científicos y los ejemplos claros que Brian Cox explica durante cada capítulo permitan a cualquiera entender casi todo, porque siempre hay cosas que escapan a nuestro intelecto.
En el primer capítulo se intentará explicar el origen y destino de nuestro Sol. La estrella fundamental y causante de que nosotros los humanos estemos habitando la Tierra. Para ello el viaje deberá comenzar en el origen del universo, en la red cósmica, de donde surgieron los soles primigenios que dieron lugar al nuestro. Haciendo mención a la sonda Parker, encargada de estudiar todo lo posible hasta que se engullida por el Sol, se intentarán dar las claves de entender la evolución y los diferentes tipos de estrellas. Desde nuestro sol hasta las gigantes azules o las enanas rojas. Todo un equilibrio entre 2 de las 4 fuerzas fundamentales del universo, la gravedad y la termonuclear débil. De como quema combustible e irá mutando de forma siguiendo la secuencia principal del Diagrama de Hertzsprung-Russell, hasta que crezca tanto que en 5.000 millones de años, devore la Tierra.
El segundo capítulo está dedicado a uno de los temas que más relevancia está cogiendo los últimos años, que es la búsqueda de un nuevo hogar. Ya sea por la necesidad de nuevos recursos naturales parecidos a los que tenemos aquí, o por el hecho de saber que la Tierra tiene fecha de caducidad y habrá que mudarse, la búsqueda de ‘otra’ Tierra es uno de los temas que más relevancia está cogiendo en el ámbito científico. Las condiciones que tenemos en este nuestro hogar son tan particulares que no es fácil encontrar una estructura similar allende la galaxia. Pero es tan basta y con tantos posibilidades que es imposible pensar que no exista otro caso similar. Incluso con vida.
Son varias la misiones que han desplegado las diferentes agenciales espaciales con este fin. La primera fue el estudio de lunas de diferentes planetas dentro del Sistema Solar. Lo más cercano que hemos llegado a este propósito fue gracias a la sonda de Cassini-Huygens, encargada de estudiar las lunas de Saturno. Dio con una luna en particular, Titan, cargada de elementos que solamente requieren algo de calor para convertirse en una nueva Tierra. Pero a medida que nuestros instrumentos se fueron haciendo más precisos, se pudieron alcanzar cotas más ambiciosas y estudiar sistemas solares alejados del nuestro.
Las misiones que se mencionan son las de Kepler o Gaia. En el caso de Kempler, su misión era la de buscar exoplanetas con estrucutura perecida al nuestro, que estuvieran dentro de la zona de habitabilidad de la estrella. Es decir, que dentro del campo de temperatura que radia la estrella estuvieramos dentro del rango de 0 a 100ºC. El porqué es muy sencillo, todo ser vivo necesita agua líquida para vivir, desde la plantas, hasta los animales o incluso nosotros. Es sencillo extrapolar y pensar que si hay vida más allá, tendrá una estructura similar. El método usado fue el de transición, quedarse fijo observando una estrella esperando que su luminosidad se redujera de una forma periódica, hecho que marca que hay un planeta orbitando la estrella. Son varios los planetas parecidos, pero ninguno es ideal. Un ejemplo podría ser Kepler-36b una supertierra de orbita síncrona, es decir, una parte del planeta siempre tendrá día y la otra siempre de noche. O K2-18b, dentro de la zona de habitabilidad, pero con una densidad de vapor de agua todavía no cuantificada.
El concepto de Gaia es más amplio ya que el objetivo es hacer un mapa tridimensional de toda la Vía Láctea, tanto de estrellas como de los planetas que las rodean. Este va a ser el viaje propuesto en el tercer capítulo, entender la galaxia en la que vivimos, cuál fue su origen y cómo se formó. Datada con más de 13 millones de años, la Vía Láctea se encuentra en un grupo de galaxias llamado Grupo Local. Es de estructura espiral pero cuenta con unos brazos que la rodean fueran del plano de giro. Son restos de galaxias más pequeñas que la Vía Láctea ha ido engullendo y que o han acabo orbitando sobre el centro siguiendo el plano. Choques que marcan la historia milenaria de la galaxia y su potencia, hasta que nos encontremos con Andrómeda. Pez grande se como a pez pequeño. La fuerza del universo es inexorable.
Entrenado en la recta final de esta miniserie, los dos últimos capítulos dejan más preguntas que respuestas. Siempre partiendo de la base científica, que cuantifica lo observable, se van a tratar materias que no son para nada evidentes y que adolecen de esto mismo, elementos observables. En el cuarto capítulo se tratarán otras de las grandes maravillas (y terrores) del universo, los agujeros negros. A que decir que vivimos centrados en un agujero negro, núcleo sobre el que orbita enteramente nuestra galaxia, Sagitario A*. La misión de Chandra, encargada de realizar estudios de rayos X y el telescopio Fermi, estudiando la radiación gamma, han sido los encargados de descubrir este monstruo del que ni la luz es capaz de escapar. Conceptos como el horizonte de sucesos, los jets polares (¿Minas Morgul?) o la muerte de los agujeros negros va a ser traídos no por Brian Cox, sino por citas de la eminencia de este sector, Stephen Hawking. Una maravilla de episodio.
Ya para el final, el origen de todo. El Big Bang. De hace 13.8 billones de años. Es imposible separar la esencia espiritual de este concepto. Como ejemplo, la tripulación del Apolo 8 el día de Nochebuena de 1968, recitó el libro del Genésis en su viaje hacia la Luna, como se ve en el video de a continuación.
Para Brian Cox y para el mundo científico lo importante es medir lo observable. En el espacio lo único medible es la luz. Para ello se han llevado a cabo infinitas misiones, cada vez mejor preparadas técnicamente y que sirven para evolucionar y dar mejores respuestas al hacerse nuevas preguntas. El ejemplo claro es la progresión que se hizo del Hubble, y de su reparación óptica, a la mejora que va a suponer la James Webb. O como el caso del telescopio espacial Planck, capaz de detectar luz muy lejana. Que esa luz haya viajado billones de años, como en el caso de GN-z11, casi en el origen de los tiempos, y haber sido capaz de detectarlo ahora es casi un milagro. Aparece un nuevo concepto que es el corrimiento al rojo, el cambio de la longitud de onda de la luz y ver como se estira para dar respuesta a otra pregunta, el universo se expande. La claridad y sencillez con la que lo explica Cox es aplastante.
Es imposible desmarcar la pregunta del origen de todo, en el que se mezcla lo medible, del cómo hemos llegado aquí a través del tiempo. Pero también del porqué. De dar una razón a la existencia de los seres humanos en un universo tan incomensurable que parece infinito. Obviamente Brian Cox se desmarca de todo lo relacionado con la filosofía y la teología y va a lo observable. Y es precioso, tan precioso que es imposible cuestionarse que este diseño tan perfecto no haya salido de una inteligencia superior. No creo que seamos fruto de un cúmulo de casualidades y esta serie me ayuda a reafirmalo.
Lo único que espero con estas palabras es poder haber agitado la curiosidad del lector. El viaje merece mucho la pena. La recreación en CGI que hace la gente de la BBC es muy digna y deja estampas dignas de haber sido contempladas en el cine. Planos como la sonda Parker llegando al Sol. La inmensidad de la red cósmica, agujeros negros engullendo gigantes azules o los sistemas binarios de estrellas rodeados de planetas. Son solamente algunos ejemplos de estampas que son dignas de contemplarse. Además la combinación de lo galáctico con lo que tenemos en la tierra, usando la ciudad de Manchester para situar a la raza humana y sobretodo las escenas de las Azores para irse al origen del planeta y mostrar su belleza primigénea es una idea bellísima. Si a todo ello le sumamos la gran banda sonora compuesta por Anže Rozman, con temas entre lo místico, lo eterno y lo espiritual merece muchísimo la pena.
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