Tenía ganas de ver este anime por varias razones. La primera ha sido para calibrar el estado de WIT Studios, un estudio que en la época prepandemica fue unos de los precursores de animes tan reconocidos como Attack on Titan o Vinland Saga, entre otros. No le han debido ir muy bien las cosas cuando dos de sus animes más relevantes han ido a parar a MAPPA. El éxito de Spy x Family parece haber relanzado un poco el estudio, este es mi próximo objetivo a comentar.
Por otra parte, la historia que presentaba me picaba la curiosidad. La fantasía oscura siempre ha tenido ese punto de terror, pero en este caso, al ir enfocado a una demografía shōnen, mezcla de una manera eficaz la inocencia de la juventud con las difíciles decisiones que se deben realizar cuando la persona madura. Esta miniserie de 5 capítulos me ha gustado, aunque si nos ponemos exigentes, creo que el guión de Ryōtarō Makihara podía haber dado mucho más.
‘Vampire in the Garden’ nos muestra un mundo dividido, donde los vampiros han colonizado todo y la humanidad mantiene sus fortalezas iluminadas con luz para evitar ser devorados. Aquí uno siente la necesidad de pensar que la premisa es muy similar a la vivida en Attack on Titan, donde si sustituyes a los vampiros por gigantes ya casi lo tienes. Pero en este caso, ‘Vampire in the Garden’ guarda un secreto, un objetivo.
Las protagonistas de esta historia van a ser dos personajes que no acaban de encajar en su mundo. Momo y Fine. Momo es una soldado humana a la que le gusta la música y no acaba de entender porqué los dos mundos no acaban de poder entablar relaciones entre sí. Fine en cambio es una figura de la realeza vampírica que no termina de dar el paso de convertirse en reina ya que aborrece la guerra y tiene un pasado que la atormenta. El momento en que estas dos figuras se encuentran verán en la persona de enfrente la parte que las completa.
La representación recuerda un poco a lo visto en Attack on Titan o en Kabaneri, donde los humanos se esconden en fortalezas de hierro. En un país que parece ser Rusia, los Vampiros representan la nobleza caída de los zares, donde la cultura por las artes impera (sobre todo la música, que servirá de puente entre Momo y Fine). En cambio, la ambientación que se ha hecho de los humanos es más bien socialista, por no decir comunista. Me encantan estos pequeños guiños que deja el anime a una historia reciente.
Aunque el ritmo y el guión de la historia es correcto, me parece que no acaba de explotar todas las virtudes que se lo podrían suponer. Con algún fallo que otro, plantea una historia que no acaba de desarrollarse bien del todo, aunque la premisa final sea tan feliz como imposible. Donde la serie funciona mejor es en el acto inicial y en el final, pero sobre todo cuando los personajes miran al pasado. El tío de Momo, Kubo y la de Fine con Aria son ejemplos de experiencias de lo que busca Momo. El otro personaje que destaca es Allegro, guardián de Fine, lo único a resaltar es que es una pena que no hayan profundizado un poco más, porque material para hacer algo interesante había.
En cuanto a lo que comentaba al principio, la salud de WIT la mantengo en interrogante. Me ha dejado tantas cosas buenas como detalles francamente mejorables. Me quedaría principalmente con las estampas de la aurora boreal (siempre funcionan) y con la lluvia de azaleas de las escenas finales. La mezcla de la banda sonora de Yoshihiro Ike en estos casos mejora y embellece la escena. En las escenas de acción del acto inicial y final, destacar lo bien hechas que están. El acto del medio, donde Fine y Momo conectan y llegan al Paraíso, junto con la escena de la ciudad frontera, francamente mejorable.
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