La presentación de Vinland Saga en sociedad fue algo pocas veces visto. Este anime de ambientación histórica iniciaba un viaje que permitía ir cruzando continentes y librar batallas mientras las dramatizaciones de figuras históricas se entrelazaban. Se podría decir que la segunda temporada del anime es de una escala mucho menor a nivel de épica, pero que reorganiza ese sentido épico y se transforma en algo totalmente diferente, ya que el director Shūhei Yabuta y el guionista Hiroshi Seko presentan algunos de los dramas más impresionantes de la serie dentro de los límites (bastante amplios) de una granja.
La grandeza que tiene la obra de Makoto Yukimura se resume en el primer capítulo de la temporada. Veníamos de una primera temporada espectacular, donde el dolor de Thorfinn pasó a ser rabia y buscaba con ansia la venganza contra Askeladd. Este primer episodio sirve para presentar la historia de Einar, y de cómo acabó en la granja de Ketil. Yukimura no se guarda nada y muestra con crudeza lo que era un saqueo vikingo. Y la gran sorpresa es ver a un Thorfinn convertido en un hombre.
Al final de la primera temporada, Thorfinn ha sido esclavizado por Ketil, un hombre rico que se presenta a sí mismo como un dueño de esclavos benévolo. Y lo es, ya que deja que sus trabajadores agrícolas trabajen para él con la promesa de poder recuperar su libertad en el futuro. La granja es un espacio que resguarda a Thorfinn de su pasado como berserker. Pero su amistad con Einar le recuerda a Thorfinn lo que destruyó como guerrero, lo que lo lleva a considerar cómo podría evitar que vuelva a suceder.
La primera temporada fue muy convincente por lo lejos que arrastró a Thorfinn, vaciado por sus experiencias y su compromiso de ser un mercenario de los asesinos de su padre, destruyéndose trágicamente a sí mismo mientras buscaba implacablemente la venganza contra su enemigo y figura paterna Askeladd. Tanto en la anterior temporada como en esta, la historia principal de Thorfinn y la búsqueda del Vinland se entrelaza con datos y eventos históricos. Son pequeños detalles de fondo y licencias que se toma el anime para jugar con las motivaciones de los personajes a medida que adapta la serie de manga de Makoto Yukimura.
Pero muchos de los momentos más convincentes provienen de su compromiso continuo con los principios principales del feudalismo y la cultura vikinga («el poder hace lo correcto», como dice un participante en una batalla perdida). Esta temporada es convincente por cómo lo reconstruye de nuevo y cuánto tiempo está dispuesto a tomar para hacerlo. No solamente el personaje de Throfinn es diferente a lo recordado. Hay otra figura que experimenta una remodelación completa de lo que era a lo que acaba siendo, que es Canute. Con el objetivo de ser el caudillo supremo de Escandinavia, Canute se abraza al juego político bajo la influencia de su padre).
Hay diferentes elementos que sirven como múltiples rutas de escape de la ruina de la cultura vikinga que se abren para Thorfinn cuando Einar lo saca de su caparazón. Está el cristianismo, que gradualmente juega en la ruta de Thorfinn hacia el pacifismo, escuchando pasajes y reconociendo la idea de su padre Thors de un «verdadero guerrero», alguien que lucha por la paz en lugar de conquistar una persona o una tierra. Y luego está Einar, que aviva un espíritu rebelde y serio dentro de él: testarudo y quizás ingenuo, pero sintetizado con todas esas otras voces, es el comienzo de un futuro real para Thorfinn más allá de la simple supervivencia.
Esta temporada tiene menos escenas de batalla, pero mucho más carga dramática. Esto no esta exento de que la mayoría de las escenas de batalla en Vinland Saga son a menudo duras y crueles, con una animación ‘demasiado’ realista. La animación de las peleas es llamativa y, a menudo, satisfactoria de ver, pero las consecuencias se presentan de manera punitiva en la pantalla, tanto en los resultados físicos sangrientos como en las consecuencias emocionales: Thorfinn tiene mucho de ambos en forma de sueños embrujados, cicatrices retorcidas, algunas de ellas las sufrirá durante esta temporada.
En la nueva temporada, con un Thorfinn renovado, el nivel de violencia se siente vacía. Ahora es el momento de darse cuenta del gran trabajo que ha hecho MAPPA, que recoge otra vez el testigo de WIT Studio, y lleva a cabo una de las animaciones más bellas que se puedan recordar. Si Thorfinn en la primera temporada era una maquina de guerra casi imparable, ahora lo más heroico que realiza esta temporada es recibir una paliza solo para encontrar una ruta de conversación: su enfoque pasivo es revolucionario en una cultura donde las personas se miden por cuánto daño pueden infligir.
Esa ruta de conversación le lleva a Canute, que en su ansia de poder quiere barrer todo poder que se le pueda oponer, la figura de Thorfinn emerge, en una forma en que el idealismo de su padre comienza a fusionarse con el pragmatismo de Askeladd y Einar, y es indicativo de la nueva esencia de Thorfinn. Ahora conoce claramente sus objetivos a largo plazo y una apariencia de los métodos que podría usar; está muy lejos del joven violento y fácil de manipular de antes.
Quizás lo que distingue a Vinland Saga es la pausa con la que Yabuta y Seko intantan descubrir la evolución de los distintos personajes que componen la saga. Las dudas de Throfinn, la determinación de Canute, las esperanzas de Einar, pero hay otros personajes. Como por ejemplo Arnheid, otra esclava en la granja con Einar y Thorfinn, pero sin una salida perceptible simplemente porque es una de las favoritas del dueño. La historia de Arnheid ilustra una de las mejores cualidades de Vinland Saga: un gran interés en la vida interior de las personas. Hay un estudio de personajes fascinante que la estructura más paciente permite crecer aún más, ya que incluso los posibles villanos de la serie parecen más humanos, lo que le da a su historia guerrera pacifista un toque más real.
Tanto para escapar de su infierno personal como para hacer las paces, Thorfinn quiere construir una nación pacífica “más allá del alcance de los traficantes de esclavos y las llamas de la guerra”, en homenaje al sueño de su padre. Queda por ver si esto es posible o no, pero el largo viaje de la temporada hasta que Thorfinn cree en algo, recupera su esencia y hace de la violencia su último recurso en lugar del primero, se siente propulsor. «No tengo enemigos» puede que no suene tan profundo viniendo de otra persona, pero el camino que conduce a él es el viaje más emocionante de Vinland Saga hasta el momento. Veremos la tercera temporada, porque promete emociones fuertes.
La novedad de este año es que Vinland Saga ha sido lanzado a través de Netflix, una ventana perfecta para poder acercar esta obra al público más general. El trabajo de MAPPA ha sido mayúsculo, con un despliegue visual de escándalo. Las expresiones faciales, las grandes panorámicas del norte de Europa, la aurora boreal, el descenso de Thorfinn al infierno y su encuentro con Askeladd. Son muchos los momentos a destacar de esta serie. La banda sonora de Yutaka Yamada aprovecha mucho de los temas de la primera temporada y permite una transición mágica. Es una serie no apta para menores ya que como hemos comentado se pasa de cruda, pero es para disfrutar. Un acierto seguro.
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